Astrónomos han descubierto un poderoso viento magnético giratorio que, según creen, contribuye al crecimiento del agujero negro supermasivo central de una galaxia.
La mayoría de las galaxias, incluida nuestra propia Vía Láctea, tienen un agujero negro supermasivo en su centro. Cómo crecen estos agujeros negros sigue siendo un misterio para los astrónomos. Un equipo de científicos decidió estudiar la galaxia relativamente cercana ESO320-G030, a sólo 120 millones de años luz de la Tierra. Esta galaxia es muy activa y forma estrellas diez veces más rápido que nuestra propia Vía Láctea.
Los astrónomos midieron la luz de las moléculas transportadas por los vientos desde el núcleo de la galaxia, con la esperanza de rastrear su origen en el agujero negro supermasivo.
El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) se utilizó para estudiar esta luz, procedente de las longitudes de onda de las moléculas de cianuro de hidrógeno (HCN), ocultas en gruesas capas de polvo y gas.
ALMA fue capaz de ver detalles y rastrear movimientos en el gas, y descubrió patrones que sugieren la presencia de un viento magnetizado y giratorio. Mientras que otros vientos y chorros en el centro de las galaxias empujan material lejos de su núcleo, los astrónomos creen que este viento recién descubierto alimenta el agujero negro para ayudarlo a crecer.
Este proceso es similar a un entorno de escala mucho menor en el espacio: los remolinos de gas y polvo que conducen al nacimiento de nuevas estrellas y planetas.
“Está bien establecido que las estrellas, en las primeras etapas de su evolución, crecen con la ayuda de vientos giratorios, acelerados por campos magnéticos, al igual que el viento en esta galaxia. Nuestras observaciones muestran que los agujeros negros supermasivos y las estrellas diminutas pueden crecer mediante procesos similares, pero a escalas muy diferentes”, afirma en un comunicado Mark Gorski, autor principal de esta investigación y miembro del Centro de Exploración e Investigación Interdisciplinaria en Astrofísica de la Universidad Northwestern, y también afiliado al Departamento de Espacio, Tierra y Medio Ambiente de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia).
El telescopio espacial Webb encuentra la galaxia más distante conocida
Observaciones con el telescopio espacial James Webb han pulverizado el récord de la galaxia más lejana conocida, hasta situarlo en menos de 300 millones de años después del Big-Bang.
La imagen de arriba, tomada en enero de este año, fue tomada por la NIRCAM (cámara de infrarrojo cercano) para el programa de estudio extragaláctico profundo avanzado del James Webb, o JADES. los datos se utilizaron para determinar qué galaxias estudiar más con observaciones espectroscópicas. Una de esas galaxias, JADES-GS-Z14-0 (que se muestra aumentada), se determinó en un desplazamiento al rojo de 14,32 (+0,08/-0,20), batiendo el anterior récord de 13,2.
Este descubrimiento no fue sólo un nuevo récord de distancia. El aspecto más importante de JADES-GS-z14-0 fue que a esta distancia sabemos que esta galaxia debe ser intrínsecamente muy luminosa. A partir de las imágenes, se descubre que la fuente tiene más de 1.600 años luz de diámetro, lo que demuestra que la luz que vemos proviene principalmente de estrellas jóvenes y no de emisiones cercanas a un agujero negro supermasivo en crecimiento.
“Tanta luz estelar implica que la galaxia tiene varios cientos de millones de veces la masa del Sol! Esto plantea la pregunta: ¿Cómo puede la naturaleza crear una galaxia tan grande, masiva y brillante en menos de 300 millones de años?”, se preguntan Stefano Carniani de la Scuola Normale Superiore de Pisa, y Kevin Hainline de la Universidad de Arizona en Tucson, autores de la nuevea investigación, en un comunicado de la NASA.
Con los datos obtenidos afirman que JADES-GS-z14-0 no es como los tipos de galaxias que los modelos teóricos y simulaciones por computadora han predicho que existirían en el universo primitivo.
Con información de Europa Press