Tener carro propio es un sueño que comparten muchas personas. Por esta razón, es natural que cuiden a toda costa el estado de su vehículo, protegiéndolo de cualquier daño y evitando que agentes externos lo deterioren.

Una práctica común que tienen algunos consiste en pegar stickers en la carrocería del vehículo. Aunque a simple vista parecen inofensivos, el proceso para retirarlos podría dañar la pintura del carro, causando defectos que no enorgullecen al propietario.

Por esta razón, es clave tener precauciones al momento de retirar los stickers, aunque la mejor prevención sería no pegarlos en primera instancia.

  • Calor suave: Usar un secador de pelo para aplicar calor suave a los bordes del sticker. Esto ayuda a ablandar el adhesivo y facilita la remoción.
  • Levantamiento cuidadoso: Usar una tarjeta de crédito o una espátula de plástico para levantar suavemente un borde del sticker. Hay que hacerlo con cuidado para evitar rayar la pintura.
  • Tirar lentamente: Con el borde levantado, tirar lentamente del sticker en un ángulo bajo y constante. Continuar aplicando calor con el secador, si es necesario.
  • Quitar el residuo de adhesivo: Después de quitar el sticker, es posible que queden residuos de adhesivo. Usar un limpiador específico para eliminar residuos de adhesivo o una mezcla de agua tibia y jabón suave. También se puede probar con alcohol isopropílico.
  • Lavar y encerar: Una vez que se haya retirado el sticker y el residuo de adhesivo, lavar el área con agua y jabón para eliminar cualquier resto de limpiador. Luego, encerar el área para restaurar el brillo y proteger la pintura.

Aplicar estas técnicas podría facilitar el proceso al mismo tiempo que ayuda a proteger la pintura del vehículo.

Es importante limpiar adecuadamente el área donde estaba pegado el sticker luego de retirarlo. | Foto: (c) Copyright 2022, dpa (www.dpa.de). Alle Rechte vorbehalten

¿Qué le sucede a un carro si se hace un cambio sin oprimir el clutch?

El cambio de marcha es un paso clásico en la conducción de carros mecánicos. Esta acción permite que el vehículo opere dentro de los parámetros sugeridos por el fabricante, manteniendo las revoluciones por minuto (RPM) bajo control y evitando que el motor sufra daños a causa de una conducción errónea.

Respecto a cómo hacerlo, lo primero es oprimir a fondo el pedal del embrague —también denominado clutch—. Enseguida, se acciona la palanca y se lleva al cambio deseado; luego, se suelta lentamente el pedal al tiempo que se acelera progresivamente.

En resumidas cuentas, requiere una coordinación adecuada para que el cambio de marcha sea efectivo.

Sin embargo, es posible cometer uno que otro error durante la conducción. Uno de los más comunes, sobre todo en los conductores novatos, es errar el cambio de marcha. Hacerlo anticipadamente o, por el contrario, tardarse de más y dejar ‘colgar’ el vehículo, soltar demasiado rápido el pedal del embrague o llevar la palanca al cambio incorrecto son algunos ejemplos.

El pedal del embrague está ubicado en el extremo izquierdo. | Foto: Getty Images

Pero, ¿qué podría pasar si se hace un cambio de marcha sin oprimir el clutch? En primer lugar, hay que poner como precedente que se trata de un error capaz de causar daños en el vehículo tanto a corto como a largo plazo. En ese orden de ideas, es conveniente tener cuidado y evitar esta situación.

La IA Gemini recoge algunas consecuencias derivadas de hacer un cambio de marcha de la manera incorrecta e incluye:

  • Ruidos: Se escucharán ruidos fuertes y molestos provenientes de la transmisión, como chirridos, crujidos o golpes. Estos sonidos indican que los engranajes están forzando su acoplamiento sin la sincronización adecuada.
  • Desgaste prematuro: El embrague, la transmisión y los sincronizadores se desgastarán prematuramente. El embrague soportará una fricción excesiva al no estar desacoplado, mientras que la transmisión y los sincronizadores sufrirán un mayor esfuerzo al engranar las velocidades sin la sincronización correcta.
  • Daños en la transmisión: En casos severos, la transmisión puede sufrir daños graves, como la rotura de dientes de los engranajes o la deformación de los ejes. Esto puede requerir reparaciones costosas o incluso la sustitución completa de la transmisión.
  • Jaloneos: El vehículo puede experimentar jaloneos o sacudidas bruscas al realizar el cambio sin embrague. Estos jaloneos son incómodos para los pasajeros y pueden, incluso, ocasionar lesiones.