La lavadora es uno de los electrodomésticos más usados en el hogar, y muchos creen que su funcionamiento garantiza ropa libre de gérmenes y bacterias. Sin embargo, ciertas prácticas comunes al usarla podrían estar generando un ambiente propicio para la proliferación de microorganismos.
En este contexto, para proporcionar una perspectiva más amplia, el chatbot de inteligencia artificial ChatGPT ha presentado un error en particular que facilita la acumulación de bacterias en el tambor, poniendo en riesgo no solo la limpieza de las prendas, sino también la salud del núcleo familiar.
La IA arrojó que el error más usual es añadir demasiado detergente, creyendo que esto mejorará el resultado del lavado. Pero, lo cierto es que esta práctica resulta contraproducente y es la causa principal de la acumulación de bacterias. El exceso de jabón crea una película en el tambor y en los componentes internos de la máquina, convirtiéndose en un terreno ideal para que proliferen bacterias y hongos.
Al no disolverse adecuadamente, el detergente sobrante se acumula y, junto con la humedad del interior de la lavadora, forma un ambiente cerrado perfecto para la reproducción de microorganismos. Con el tiempo, esta capa de residuos de jabón y agua estancada comienza a desprender malos olores, que terminan impregnando la ropa y podrían afectar el funcionamiento de la lavadora. Además, estos microorganismos representan un riesgo para personas con piel sensible o alergias, ya que las bacterias se adhieren a las prendas y podrían provocar irritaciones o infecciones.
¿Cómo evitar que las bacterias aparezcan?
Este problema puede empeorar si el mantenimiento de la lavadora no es el adecuado. La mayoría de los usuarios suelen pensar que este electrodoméstico no necesita limpieza porque “está en contacto con jabón constantemente”. Los especialistas recomiendan realizar una limpieza profunda cada uno o dos meses para garantizar su buen funcionamiento y evitar que las bacterias se multipliquen.
El procedimiento ideal es realizar un ciclo de lavado vacío utilizando vinagre blanco o bicarbonato de sodio, ambos conocidos por sus propiedades desinfectantes. Estos productos ayudan a remover la grasa acumulada en el tambor y los conductos de la lavadora, eliminando los residuos de detergente que provocan el crecimiento bacteriano. También es recomendable secar el interior del tambor después de cada uso, dejando la puerta abierta para evitar que la humedad quede atrapada y se propicie el crecimiento de hongos.
Asimismo, limpiar la goma del tambor es esencial, ya que allí se acumulan restos de agua y detergente que facilitan la proliferación de microorganismos. Para esto, usar un paño humedecido con vinagre blanco y frotar los bordes de la goma. Realizar esta limpieza periódicamente evitará que la lavadora se convierta en un foco de bacterias y que la ropa salga con mal olor o poco higiénica.
¿Cuál es la dosis correcta de detergente?
La dosis de detergente adecuada depende de varios factores: el nivel de suciedad de la ropa, el tipo de detergente y la carga de la lavadora. En general, es preferible seguir las instrucciones del fabricante y evitar el exceso, aunque pueda parecer insuficiente. Los detergentes actuales están diseñados para ser efectivos en pequeñas cantidades, y excederse en la cantidad solo genera residuos que no se disuelven por completo.
Además de reducir el detergente, es importante usar agua caliente de vez en cuando, especialmente si se lavan prendas de cama o toallas, ya que el agua caliente es más eficaz para eliminar bacterias. Sin embargo, no es recomendable realizar todos los lavados en agua caliente, porque podría desgastar la ropa más rápido y consumir más energía. Alternar entre ciclos fríos y calientes ayudará a equilibrar la limpieza de la ropa sin comprometer su calidad.
Mantener la lavadora limpia no solo alarga su vida útil, sino que también evita el crecimiento de bacterias que podrían dañar la ropa o perjudicar la salud de quienes la usan.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.