La Tierra atraviesa este viernes, 5 de julio, el punto más alejado del Sol en su órbita de este 2024, un hito astronómico que se conoce como afelio y que tiene lugar cada año entre el 2 y el 7 de julio. Es decir, el planeta se moverá más despacio, a unos 30 kilómetros por segundo promedio.
El momento exacto de mayor separación se producirá a las 00.06 UTC, cuando la Tierra y el Sol se encuentran a 152.098.455 kilómetros, unos cinco millones de kilómetros más que en el perihelio, que este año se produjo el 2 de enero, informa el US Naval Observatory.
La Tierra gira alrededor del Sol, describiendo una órbita elíptica de 930 millones de kilómetros, a una velocidad media de 107.280 kilómetros por hora, lo que supone recorrer la distancia en 365 días y casi seis horas, de ahí que cada cuatro años se cuente uno bisiesto.
Pero, de acuerdo con la segunda ley de Kepler, esa velocidad de traslación varía, aumentando hasta ser máxima en el perihelio con 110.700 kilómetros por hora y reduciéndose hasta ser mínima en el afelio, con 103.536 kilómetros por hora, más de 7.000 kilómetros por hora de diferencia.
Kepler se dio cuenta de que la línea que conecta a los planetas y al Sol abarca igual área en igual lapso de tiempo. Esto significa que cuando los planetas están cerca del Sol en su órbita, se mueven más rápidamente que cuando están más lejos.
Así, la velocidad orbital de un planeta será menor, a mayor distancia del Sol, y a distancias menores la velocidad orbital será mayor. La distancia media del Sol es en promedio de 150 millones de kilómetros. En el afelio alcanza los 152,09 millones de kilómetros y en el perihelio baja a 147,10 millones de kilómetros de distancia.
Si bien las consecuencias potenciales de una desaceleración rotacional son preocupantes, la pregunta de si serán irremediables sigue siendo objeto de debate. Los científicos subrayan que la Tierra ha experimentado cambios en su velocidad de rotación a lo largo de su historia, y la vida ha logrado adaptarse. Sin embargo, la rapidez con la que están ocurriendo los cambios actualmente, debido a la actividad humana y al cambio climático, podría dificultar la adaptación de los ecosistemas y de la tecnología.
Los investigadores están trabajando para comprender mejor estos procesos y desarrollar estrategias de mitigación. Esto incluye mejorar los modelos climáticos para prever mejor los impactos potenciales y desarrollar tecnologías más robustas que puedan adaptarse a los cambios en la rotación terrestre.
*Con información de Europa Press