La red social favorita de los colombianos tiene un futuro borrascoso. Twitter no logró cuajar en el mundo de los grandes negocios digitales, como sí lo hicieron Facebook y otras. Es popular especialmente en el mundillo político, en el que las personas gustan tomar el primer café de la mañana leyendo los insultos, diatribas, calumnias y ultrajes que amenizan el debate nacional.

Los ejecutivos de la empresa hacen intentos por estos días para conseguir un acuerdo con ByteDance, la compañía china propietaria de TikTok, para fusionar los dos negocios, en lo que sería una especie de animal mitológico de las redes, con cuerpo de opinión política y cabeza de adolescente bailando. No se conocen detalles de la negociación, pero se sabe que Twitter no tiene la billetera para comprar a TikTok, que está en venta en Norteamérica por orden ejecutiva del presidente Donald Trump. Microsoft mostró interés primero y tiene toda la capacidad financiera para cerrar el trato. Twitter está valorada en 30.000 millones de dólares, y en Wall Street dicen que ya se quedó sin capacidad de endeudamiento; Microsoft, tasada en más de 1,6 billones, dispone de 130.000 millones de dólares en efectivo para comprar casi lo que quiera y ofreció 50.000 millones por TikTok en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Twitter es tan pecador como Facebook con respecto a la polarización, los contenidos de odio y las otras cosas que salieron mal con las redes sociales. La supuesta libertad de expresión, que no es tal porque en realidad esa sensación de libertad es manipulada tras la cortina por algoritmos cuidadosamente diseñados, propició que conversaciones civilizadas, contenidos relevantes y participación ciudadana quedaran por fuera, invisibles para el algoritmo, el cual privilegia y viraliza el agravio, el improperio y la noticia falsa, que producen más dopamina y adicción.

La pandemia golpeó este año con rigor a la empresa. En el primer semestre acumuló pérdidas por 1.236 millones de dólares y en el segundo trimestre sufrió una caída de ingresos del 19 por ciento. Su historia en la bolsa es apenas regular. Debutó con un precio de 26 dólares por acción en 2013 y, en una montaña rusa de subidas y bajadas, se encuentra hoy en 36 dólares. En comparación, Facebook debutó con 38 dólares y su acción se cotiza actualmente en 263 dólares. El interés de fusionar Twitter con TikTok probablemente se origina en el hecho de que, en Estados Unidos, algunos grupos de jóvenes activistas (incluyendo a comunidades de K-pop) utilizaron TikTok para sabotear un evento de campaña de Donald Trump.Reservaron entradas y con eso bloquearon las sillas, pero nunca las compraron, con lo cual en el mitin de Tulsa había más sillas vacías que asistentes. Quizás Jack Dorsey, el CEO de Twitter, busca ese punto de contacto en el activismo político entre las dos plataformas. Pero el activismo político no impacta las finanzas de la red social. Twitter anunció hace poco que explora un modelo de negocio basado en suscripciones, dado que la publicidad no se mueve mucho. Los anunciantes están volcados en todo el mundo sobre Facebook y Google, que concentran el 90 por ciento de la inversión publicitaria digital. Las primeras pruebas del nuevo modelo se realizarán en algún momento del presente año; no obstante, pocos creen que ese esquema tenga aceptación entre los millones de troles que utilizan la plataforma para disparar desde el anonimato sus trinos de odio. Las cuentas oficiales de partidos, líderes y celebridades podrían pagar por el derecho a trinar, pero la tecnopolítica en grande se realiza mediante bodegas, ejércitos de bots y cuentas anónimas.

Una cadena de accidentes, financieros y tecnológicos, que culminaron con el hackeo que tres adolescentes no profesionales hicieron en julio de cuentas de famosos, dejó a Twitter muy mal parado en cuanto a seguridad de la información. Convertirse en un TikTok con aires políticos podría ser su salvación, pero es poco probable que esto ocurra.