Cerf cree que cuando el hardware y el software actual se vuelva obsoleto, podríamos entrar en lo que denomina "la era oscura digital", en la que las futuras generaciones no tendrían registro alguno del siglo XXI. Así advirtió durante una conferencia en San José, California, Estados Unidos. El pionero de la red global llegó a la cita anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia elegantemente vestido, con un traje de tres piezas. Esta figura icónica, que ayudó a definir cómo los paquetes de datos circulan por la red, es quizá el único empleado de Google que lleva corbata. Me sentí obligado a agradecerle por hacer posible la existencia de internet, a lo que respondió: "Me siento feliz de ser útil".Ahora está enfocado en resolver "un nuevo problema que amenaza con erradicar nuestra historia". Nuestra vida, nuestros recuerdos, las fotografías familiares más preciadas son en la mayoría de los casos unos cuantos bits de información almacenados en nuestras computadoras o en "la nube", los servidores permanentes de internet que permiten guardar información. Pero como la tecnología avanza sin parar, existe el riesgo de que todos esos datos se pierdan en los márgenes de la revolución digital, según advierte Cerf. "Es algo que me preocupa mucho", me reconoció Cerf. "En cierta medida, ya lo estamos viviendo. Ya no podemos abrir los documentos o presentaciones creados en formatos viejos con la versión más reciente de nuestro software, porque la compatibilidad con sistemas y aplicaciones anticuados no está garantizada", explicó. "Y lo que puede ocurrir con el tiempo es que, aunque acumulemos vastos archivos digitales, terminemos por no saber qué contienen". "Retrato digital" Ante esta potencial amenaza, Cerf está promoviendo la idea de preservar cada pieza de software y hardware que se haya producido, de la misma manera que hacen los museos, para que nunca se vuelvan obsoletos. Propone guardarlos de forma digital, en servidores en nube. Si su idea funciona, nuestros recuerdos serán accesibles para las generaciones futuras. "La solución es retratar con rayos X el contenido, la aplicación y el sistema operativo, y guardarlo todo junto a la descripción de la máquina en la que se ejecutan. Esa especie de fotografía digital recreará el pasado en el futuro", explica. Para que esto fuera posible, una empresa tendría que prestar el servicio. Sin embargo, le recuerdo a Cerf que muy pocas compañías han durado más de 100 años. Así que, ¿cómo garantizar que tanto nuestros recuerdos personales como la historia de la humanidad estén salvaguardados a largo plazo? Incluso puede que Google no exista en el siguiente milenio, le dije. "Es evidente que no", se rió. "Pero creo que es divertido imaginar que estamos en el año 3000 y que haces una búsqueda en Google. La fotografía de rayos X que estamos tratando de captar podría transportarse de un lugar a otro. Así que debería ser capaz de moverla de la nube de Google a otro servidos en línea, o incluso a una máquina que tuviera en casa", señaló. "La clave aquí es que, cuando mueves los bits de un sitio otro, aún sabrás cómo desembalarlos para interpretar las diferentes partes correctamente. Esto será posible si estandarizamos las descripciones", aseguró. "Y ese el asunto central aquí: cómo asegurar que en un futuro lejano estos estándares se sigan conociendo y que se pueda interpretar las fotografías de rayos X construidas con cuidado". La idea de Cerf ya ha sido puesta a prueba en la Universidad Carnegie Mellon, en EE.UU., por el investigador Mahadev Satyanarayanan. "Está sin pulir, pero ya se ha demostrado que funciona", indicó el padre de internet.