La cápsula de retorno de la nave OSIRIS-REx de la NASA llegó a la Tierra de forma controlada este 24 de septiembre, con 250 gramos de muestras de polvo y roca del asteroide Bennu.
El material prístino de esta roca espacial ayudará a arrojar luz sobre la formación de nuestro sistema solar hace 4.500 millones de años, y tal vez incluso sobre cómo comenzó la vida en la Tierra, según la NASA.
Cumpliendo el plan previsto y tras un viaje de regreso de casi tres años, la cápsula -de unos 45 kilos de peso- aterrizó suavemente en paracaídas a las 14.55 UTC en el Utah Test and Training Range del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
La NASA había encendido la nave horas antes para garantizar que la trayectoria y orientación de la sonda estuviesen alineadas para lograr su objetivo de aterrizar. La cápsula se separó sobre las 10:42: a. m. (hora local), a una distancia de 102.000 kilómetros de su destino. Mientras, la nave espacial OSIRIS-REx, que salió de la Tierra en 2016, corrigió rumbo para alejarse de la Tierra rumbo a su nuevo objetivo -el asteroide Apophis- en cuya órbita entrará en 2029 para una misión de reconocimiento de 18 meses.
La cápsula de retorno alcanzó la atmósfera superior de la Tierra a una velocidad de 43.450 kilómetros por hora o 36 veces la velocidad del sonido. Un escudo térmico protegió este descenso, absorbiendo y disipando el calor producido por la fricción del aire, con temperaturas que doblan las de la lava volcánica.
Dos minutos después, el paracaídas de frenado de la cápsula se desplegó para reducir su velocidad de velocidades hipersónicas a subsónicas. Cuando quedaba 1.600 metros de altura para tocar suelo, se abrió el paracaídas principal, con el que la cápsula descendió suavemente hasta la superficie.
Una vez en el suelo, un equipo especializado está encargado de comprobar el estado de la cápsula y recuperar las muestras, que serán trasladadas a un laboratorio especial en el Centro Johnson de la NASA, donde será conservada y estudiada. También se estudiará el histórico aterrizaje para informar futuras entregas espaciales.
James Webb
El telescopio James Webb sigue entregando importantes noticias para el mundo de la astronomía y la ciencia y esta vez, ha sorprendido por un importante descubrimiento hecho sobre Europa, la luna helada perteneciente a Júpiter.
El aparato, que además de captar impresionantes imágenes del espacio y todo lo que rodea a la Tierra, ha logrado identificar señales de la presencia de dióxido de carbono, algo que juega a favor de la teoría sobre las posibilidades de que este satélite tenga la capacidad de albergar vida y de ser habitable, pues otros estudios indican que hay carbono en el océano subterráneo que se ubica allí.
Este hallazgo es de suma importancia para la ciencia, pues es bien sabido que el carbono es crucial para la existencia de vida, lo que alienta mucho más a los científicos a convencerse de la posibilidad de que se pueda llevar vida a ese satélite.
Y es que la luna Europa ha sido codiciada por muchos años porque se cree que, pese a su lejanía, puede albergar vida, lo que alienta mucho más a la comunidad científica a diseñar misiones que permitan llegar hasta allí para poder confirmar si algún tipo de vida.
Luego de este hallazgo, se han generado expectativas muy altas, pues son conclusiones a las que llegaron dos equipos de trabajo luego de utilizar la cámara infrarroja del telescopio James Webb.
Después de esto, ambos grupos de científicos lograron concluir que existen concentraciones de dióxido de carbono mezcladas con otros elementos; de igual forma, han podido determinar que el dióxido de carbono se está filtrando hacia la superficie de Europa.
“La señal más fuerte proviene del terreno caótico, que es geológicamente más fresco que otras áreas de Europa. (...) Eso significa que es muy probable que este material sea nuevo y tiene que proceder del interior”, indicó Geronimo Villanueva, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Maryland.
“Comprender la química del océano de Europa nos ayudará a determinar si es hostil a la vida tal como la conocemos o si podría ser un buen lugar para la vida”, agregó Villanueva.
Actualmente, la misión JUpiter ICy moons Explorer (JUICE) de la Agencia Espacial Europea, también se dirige hacia la misteriosa luna, lo que apoyará lo descubierto por Webb en sus aproximaciones.
*Con información de Europa Press