SEMANA: La inteligencia artificial (IA) implica grandes avances en muchos frentes, pero también genera muchos miedos. El presidente Gustavo Petro dijo en Nueva York que se trata de un Armagedón. ¿Eso es así?
Isaac Castejón (I.C.): Es importante desarrollar las inteligencias artificiales con precaución y bajo regulaciones adecuadas. Sin embargo, oponerse completamente a este avance tecnológico sería un error. El “Armagedón” de la IA se refiere a un escenario catastrófico en el que esta tecnología podría escapar al control humano, causando disrupciones masivas en la sociedad y posiblemente amenazando nuestra existencia. Sin embargo, esta visión apocalíptica ignora el potencial positivo de la IA y la capacidad humana para desarrollarla de manera responsable y beneficiosa.
El impacto de la IA en nuestras vidas será tan grande como lo fue la electricidad en su momento. Así como hoy no podemos imaginar el mundo sin electricidad, en el futuro será difícil concebirlo sin IA.
SEMANA: ¿En qué sentido?
I.C.: La IA tiene un enorme potencial para mejorar muchos aspectos de nuestra vida diaria, desde la salud hasta la educación y el trabajo. En lugar de rechazarla, deberíamos enfocarnos en desarrollarla de manera responsable y aprovechar sus beneficios. Esta tecnología representa un salto significativo para la humanidad. Nuestra tarea es guiar su desarrollo de forma ética y segura, no frenar su progreso.
SEMANA: El presidente dijo que la inteligencia artificial indudablemente puede confundir a cualquier ser humano, dentro de poco tiempo, entre la realidad y la no realidad. ¿Esa línea divisoria con la IA puede desdibujarse?
I.C.: Esa línea no va existir en unos años. En pocas palabras: la diferencia entre lo real y lo creado con inteligencia artificial no la vamos a poder distinguir. Pero como todo, tenemos que ver ambas caras de la moneda. Por supuesto habrá gente que abusará de la tecnología, así como hay gente que usa el fuego para hacer daño y no para cocinar. Pero también abrirá un mundo de posibilidades, trabajos y aplicaciones que hoy en día ni nos imaginamos. Yo estoy convencido que vamos hacia un mejor futuro.
SEMANA: Otro de los temores que suena más inminente es que, al ser creada para incrementar la productividad económica y la producción de bienes, podría conducir a la salida de millones de trabajadores de sus empleos, “provocando una mayor desigualdad social”.
I.C.: Es importante debatir estos puntos con una perspectiva histórica de la humanidad. Siempre, la tecnología ha desplazado trabajos, pero su efecto a largo plazo ha sido extremadamente positivo. En el pasado, las personas labraban la tierra con las manos. Alguien se inventó el tractor y hoy nadie diría ‘qué terrible cómo los tractores dejaron a la gente sin empleo’. De hecho, esta innovación mejoró significativamente la agricultura y dio paso a la vida moderna que hoy disfrutamos.
Se suele decir que la historia no se repite, pero mira. Si bien es cierto que cada revolución tecnológica del pasado ha traído desafíos, siempre ha creado nuevas oportunidades y tipos de trabajos.
La historia de la humanidad está totalmente ligada con la tecnología. La IA es el próximo gran paso de todos, tenemos que enfrentarlo con actitud y dispuestos a adaptarnos hacia los nuevos trabajos que se van a generar. No estoy para nada de acuerdo con limitar el progreso.
SEMANA: ¿Por qué?
I.C.: Porque siempre he creído que el factor que logra la equidad social es la educación. Y las desigualdades extremas son producto de una falta de educación. Una de las grandes ventajas de la IA es que puede crear tutores personalizados (por ejemplo) para cada alumno.
Esto implica que millones de personas tendrán en un futuro cercano un tutor personalizado con el conocimiento del mejor profesor de Harvard. Ahí la desigualdad será el acceso a internet, en donde sí hay una brecha muy grande entre quienes tienen más y los que tienen menos. Pero si hablamos de IA, el potencial para mejorar el mundo es incomprensible todavía.
SEMANA: Usted es experto en la aplicación de la inteligencia artificial para las empresas. No puede negar que la IA se implementa en gran parte para reemplazar funciones que hoy hacen los humanos.
I.C.: No, no lo niego, es más, me parece positivo. Como sociedad, mientras más automatizamos, más riqueza generamos. Nadie quiere volver a sacar cálculos sin un Excel. Nadie quiere volver a la época en la cual no nos podíamos comunicar por internet y no existía WhatsApp. Todas esas tecnologías automatizan procesos para cumplir lo que buscamos.
Nosotros, por ejemplo, tenemos un estudio de emprendimiento que se llama NewBrain. Utilizamos la IA como el eje principal de nuestros proyectos. No para reemplazar puestos de trabajo, sino para crear start-ups que puedan resolver problemas que antes eran imposibles. Por supuesto, parte de eso implica cambios en la forma como los humanos intervienen en los problemas y soluciones en las empresas, pero no los reemplaza del todo. Aún faltan años para que algunos cargos queden completamente automatizados.
SEMANA: ¿Qué tanto va a estar presente la inteligencia artificial en los negocios?
I.C.: Todos los negocios en el futuro utilizarán IA de alguna forma. Al final, todas las empresas buscan tener ventas altas y costos bajos, y la IA va a ayudar en ambos sentidos. En cualquier sector, tan pronto uno de los competidores empieza a usar inteligencia artificial, ya sea para aumentar sus ingresos u optimizar su operación, las demás empresas del sector hacen lo mismo para mantenerse competitivas. Para ayudar en esta adopción, lo que nosotros hoy hacemos es experimentar con algo que todavía no es muy conocido que es el tema de agents (agentes).
SEMANA: ¿Qué es?
I.C.: Un agent es un software diseñado para cumplir objetivos. El usuario establece una meta y la inteligencia artificial se encarga de alcanzarla. Estos agentes tienen tres características clave: son autónomos en la toma de decisiones, aprenden de manera continua y son capaces de utilizar diversas herramientas para lograr sus objetivos.
SEMANA: ¿Cuál es la diferencia entre un agent y, por ejemplo, ChatGPT?
I.C.: Hay dos grandes diferencias. La primera es la autonomía: a ChatGPT se le puede pedir cosas, pero los agents tienen la capacidad de decidir cuál es el mejor camino para llegar al objetivo. La segunda gran diferencia es que pueden ejecutar funciones, como meterse a internet, conectarse con otras aplicaciones y autorevisar sus respuestas.
SEMANA: Lo que usted cuenta suena un poco aterrador. Los agents sí terminarán reemplazando a los seres humanos.
I.C.: Sí. Los agents asumirán funciones que actualmente desempeñan las personas. A estos agents se les pueden asignar roles específicos, como gerente, investigador, simulando una estructura organizacional.
Por ahora, la supervisión humana sigue siendo necesaria, ya que se requiere experiencia y contexto para evaluar y ajustar el trabajo de los agentes. Sin embargo, es evidente que en el futuro, muchos roles podrán ser desempeñados por agents sin supervisión humana directa.
En el futuro cercano, creo que los agents actuarán principalmente como complementos a los equipos humanos, en lugar de reemplazarlos por completo. Es probable que veamos agents funcionando como analistas en diversos departamentos de las empresas, apoyando y potenciando el trabajo de los empleados humanos.
SEMANA: ¿Qué tan caro es implementar inteligencia artificial de este modo?
I.C.: No es costoso, requiere ingenio y conocimiento, pero diría que las barreras son más psicológicas que técnicas o económicas. No es fácil aceptar que una máquina haga el trabajo que hace una persona. Pero también hay que aclarar que las máquinas hoy tienen limitaciones.
SEMANA: ¿Cuáles son esas limitaciones?
I.C.: Una de las grandes limitaciones es que ‘alucinan’. En términos sencillos, la inteligencia artificial inventa cosas. Claro que se pueden poner controles y filtros, pero hay casos que han sido noticia. Por ejemplo, a una compañía aérea en Canadá le pasó que el chatbot se inventó una política de reembolso y el pasajero que chateaba con el bot confió en la declaración y luego no logró el reembolso. El cliente demandó y quedó claro que estos bots son también representantes de la empresa.
SEMANA: Los clientes de todas formas suelen odiar hablar con un bot y no con un humano.
I.C.: Sí. Pero el servicio al consumidor quizás sí sea uno de esas áreas donde más cambios se han dado. Hay compañías con avances increíbles con bots bien hechos. Apostaría fuertemente a que en muy poco tiempo ni cuenta nos daremos si del otro lado hay un humano o un bot.
SEMANA: ¿Cuáles son los empleos que más se pueden perder?
I.C.: Muchos de esos empleos de atención al consumidor se han perdido con la automatización. Hoy, las empresas grandes, por ejemplo, todas tienen atención al cliente con bots. Por ahora queda claro que los trabajos repetitivos y meramente intelectuales son los que corren mayor riesgo de ser reemplazados.
SEMANA: ¿Qué tan traumático va a ser este cambio?
I.C.: Creo que ya empezó. Lo bueno es que el uso de las herramientas de IA se hace en español, inglés, etc. No hace falta aprender a programar (por ejemplo), y eso hace que la adopción y el uso beneficie a más personas. Lo que sí es claro es que muchas personas tendrán que aprender a generar valor usando IA o se quedarán atrás laboralmente hablando.
SEMANA: Hay resistencia de los estados a que la IA tome espacios que hoy son controlados. ¿Por qué el miedo?
I.C.: Porque hay apuestas de IA que son mucho más grandes. Por ejemplo, se estima que cuando lleguemos a la Inteligencia Artificial General (Artificial General Intelligence), será mucho más capaz que un ser humano. Algo así como diez veces más inteligente que el humano más inteligente y eventualmente más inteligente que todos los humanos combinados. El riesgo es que puede llegar a un punto en que no tengamos control sobre esa IA y eso puede ser sumamente peligroso. Pero si logramos colocar barreras de seguridad, vamos a poder resolver muchos de los problemas de la humanidad, en la medicina, en la protección de la naturaleza, en las economías etc. El riesgo es grande, pero los beneficios también son gigantes.
SEMANA: ¿Qué países han puesto ya barreras a la Inteligencia Artificial?
I.C.: En Estados Unidos, por ejemplo, California propuso una legislación que regula quiénes pueden desarrollar inteligencias artificiales avanzadas. Por ahora no ha sido aprobada, porque argumentan que puede detener la innovación. Sin embargo, la Union Europea ya tiene legislación que regula el uso de IA. Y es necesaria la verdad, te doy un ejemplo. Hubo un caso donde usaron IA para clonar la voz de un CEO y con llamadas lograron que el gerente financiero hiciera transferencias bancarias de la empresa. Lo mismo, por ejemplo, en los conflictos armados. ¿Vamos a permitir que un dron sea quien elija donde se bombardea en una guerra y quién pierde la vida?
SEMANA: ¿Qué mensaje de confianza le daría al presidente sobre la IA?
IC: La IA no es un armagedón, sino una herramienta poderosa que va a mejorar significativamente todos los aspectos de la vida y los negocios. Como con toda gran innovación tecnológica, habrá desafíos, pero también enormes oportunidades. En lugar de temerle, debemos enfocarnos en desarrollarla de manera responsable y ética.
La IA tiene el potencial de reducir desigualdades y, aunque cambiará el panorama laboral, también creará nuevos tipos de trabajos. Nuestra tarea en Colombia es prepararnos para esta transición y aprovechar su potencial. Todo radica en que tengamos una regulación inteligente y que colaboremos entre sectores, así vamos a maximizar los beneficios de la IA y mitigar sus riesgos.