La desaparición repentina de internet, en un mundo donde la conectividad digital es esencial para casi todas las facetas de la vida cotidiana, tendría consecuencias profundas. Desde el ámbito personal hasta los sectores económico, social y político, un colapso de la red global alteraría la estructura misma de la sociedad moderna. Aunque resulta difícil prever todos los detalles de un escenario tan drástico, es posible especular sobre algunos de los impactos más significativos.
De acuerdo con ChatGPT, el chatbot de inteligencia artificial de OpenAI, la manera en que las personas se comunican cambiaría radicalmente. La mensajería instantánea, el correo electrónico, las videollamadas y las redes sociales desaparecerían de inmediato. La comunicación con amigos, familiares y compañeros de trabajo, especialmente a larga distancia, volvería a depender de medios tradicionales, como el teléfono móvil en sus versiones más básicas, o incluso el correo postal.
El colapso de estas plataformas también afectaría el acceso a la información en tiempo real. Las noticias, los informes gubernamentales y las actualizaciones sobre eventos globales, que hoy en día se transmiten casi instantáneamente por internet, se verían retrasadas y limitadas a los canales tradicionales, como la televisión, la radio y los periódicos.
La economía mundial, que actualmente depende en gran medida de internet, sufriría enormemente. Las transacciones bancarias en línea, las compras electrónicas, las plataformas de servicios y la cadena de suministro digital quedarían paralizadas. En un mundo sin internet, la mayoría de las empresas se verían obligadas a regresar a métodos más tradicionales de comercio y comunicación, como las compras en persona, el intercambio de documentos en papel y los pagos en efectivo.
Los servicios basados en lo digital, como la de las grandes plataformas tecnológicas (Amazon, Google, Facebook, etc.), se desplomarían. Millones de empleos vinculados a la tecnología, el marketing digital y el comercio electrónico quedarían obsoletos, lo que generaría una crisis laboral sin precedentes.
Uno de los efectos más inmediatos sería la alteración de la vida diaria de los usuarios. Muchas actividades cotidianas dependen de la conectividad, como la gestión de finanzas personales, la compra de alimentos, la consulta de mapas y la organización de tareas. Sin internet, las personas tendrían que recurrir nuevamente a métodos tradicionales para llevar a cabo estas actividades, lo que implicaría un ajuste significativo en sus rutinas.
Desde una perspectiva política, la falta de internet afectaría de manera directa la forma en que los gobiernos comunican sus políticas y se relacionan con sus ciudadanos. La censura digital y el control de la información serían mucho más difíciles de implementar de manera efectiva. Sin embargo, los gobiernos autoritarios podrían aprovechar esta situación para reprimir a la oposición sin las limitaciones impuestas por la transparencia de la red.
En términos de seguridad, la ausencia de internet debilitaría las defensas cibernéticas, haciendo más vulnerables los sistemas de infraestructura crítica. Sin la posibilidad de realizar vigilancia en línea o coordinar intervenciones en tiempo real, tanto los gobiernos como las organizaciones internacionales se verían limitados en su capacidad para prevenir o responder a amenazas globales.
La pérdida total de internet tendría un impacto devastador para la humanidad. Aunque algunos sectores podrían adaptarse a la ausencia de la red, la dependencia actual de internet para la comunicación, la economía, la educación y la investigación haría que su desaparición alterara drásticamente la forma en que los seres humanos viven, trabajan y se relacionan. Sin esta herramienta esencial, el mundo retrocedería en muchos aspectos, y aunque algunos sectores lograrían adaptarse, la adaptación global sería un desafío monumental.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.