Los teléfonos móviles son hoy en día dispositivos de suma importancia, ya que facilitan la comunicación, el acceso a la información y muchas otras actividades diarias esenciales para la vida laboral y personal de los usuarios.
Estos equipos han evolucionado significativamente con el tiempo y, en la actualidad, existen numerosos modelos, tamaños, marcas y precios que se adaptan a las necesidades individuales de las personas. Sin embargo, más allá de la variedad, hay características clave que no deben pasarse por alto para aquellos que desean mantenerse al día con las últimas tendencias tecnológicas.
Por ejemplo, contar con una batería de calidad en un teléfono móvil es esencial para garantizar una buena experiencia de usuario. Aunque, las malas prácticas al cargar el dispositivo pueden reducir su capacidad con el tiempo y causar daños prematuros.
Uno de los hábitos más comunes entre los usuarios es dejar el cargador conectado una vez que el móvil ha completado su ciclo de carga. Aunque esta práctica suele hacerse por comodidad, en realidad puede ser más perjudicial de lo que muchos creen.
Los daños y problemas resultantes pueden ser graves, no solo para el dispositivo, sino también para el bolsillo del usuario, ya que puede aumentar drásticamente el consumo de energía.
Una de las principales consecuencias es el consumo fantasma de energía, un fenómeno descrito por los especialistas de Xataka como “el consumo de electricidad de los aparatos electrónicos que permanecen conectados a la red”. En otras palabras, se refiere al consumo de energía de los dispositivos cuando están en modo de espera, listos para ser utilizados en cualquier momento mediante un mando a distancia o con solo pulsar un botón.
Esto significa que, incluso si el teléfono no está en carga, pero el cable permanece conectado al tomacorriente, se seguirá produciendo este consumo fantasma, el cual eventualmente se reflejará en la factura de energía.
Por otro lado, dejar el cargador conectado puede provocar el sobrecalentamiento del accesorio, puesto que está recibiendo un flujo constante de energía. Esto aumenta el riesgo de un cortocircuito, que podría desencadenar un incendio.
Además, el uso continuo del cargador puede causar desgaste en el cable y daños en los dispositivos, reduciendo la capacidad total de la batería. Las baterías de iones de litio, comunes en los teléfonos, tienen un número limitado de ciclos de carga y su vida útil se puede ver afectada por estas malas prácticas.
Es importante destacar que los cargadores modernos suelen estar equipados con mecanismos de protección para evitar problemas cuando no están conectados a un dispositivo. No obstante, si el cargador es viejo o de baja calidad, existe un riesgo mayor asociado con su uso continuo. Por lo tanto, asegúrate de utilizar accesorios de buena calidad y en buen estado para minimizar cualquier riesgo potencial.