Recientemente, se dio a conocer que el róver Persverance, el artefacto que envió hace unos meses la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa) para realizar una exploración por Marte, captó imágenes de la puesta de sol en ese planeta.

La imagen fue lograda mediante el uso de su cámara zoom Mastcam-z, que tiene como objetivo principal tomar imágenes panorámicas y de objetivos distantes.

Lo que llama la atención es que la puesta de sol en Marte es de color azul, como consecuencia del polvo fino en la atmósfera que es penetrada por la luz de una forma más eficiente, comparado con otros colores con longitudes de onda más largas.

Sin embargo, el que captó el Perseverance es más apagado que el promedio. “Es fácil estar en movimiento todo el tiempo, pero es importante mirar hacia arriba”, publicó el artefacto que está en Marte en su cuenta de Twitter junto con la imagen.

Vale la pena recordar que recientemente se dio a conocer un descubrimiento que hizo el róver Perseverance durante su expedición en el planeta Marte, mediante el uso de una herramienta en su brazo robótico para raspar una roca intrigante.

Se trata de lo que parece ser un grupo de minerales y sedimentos granulados, un contenido que simula una especie de cápsula de tiempo marciana no alterada, lo que daría pistas de la manera en la que en este planeta se formaron las rocas y cómo era el clima en condiciones más cálidas y húmedas y ver si es potencialmente habitable.

“Mirando adentro para ver algo que nadie ha visto antes. Desgasté un pequeño trozo de esta roca para eliminar la capa superficial y echar un vistazo por debajo. Ahora me concentro en mi próximo objetivo durante la exploración”, publicó el róver Perseverance en su cuenta oficial de Twitter.

En días pasados, entregó sus primeros resultados científicos que confirman el interés de buscar señales de vida en su lugar de aterrizaje, un cráter donde hubo un lago hace 3.000 millones de años.

Incorporado en el mástil del robot de la Nasa, la Supercam permitió observar en el suelo del planeta rojo el entorno del cráter Jezero y transmitir por satélite una base de imágenes.

Estas primeras fotografías en alta resolución confirmaron lo observado desde la órbita.

Es decir, en el cráter, de unos 35 kilómetros de diámetro, hubo un lago cerrado, alimentado por la desembocadura de un río, hace unos 3.600 o 3.000 años.

El estudio publicado en la revista Science, el primero desde el aterrizaje de Perseverance, aporta numerosos detalles sobre la historia de este lago, con una superficie comparable a la del lago Lemán de Ginebra (Suiza).

La Supercam, una cámara ultrasofisticada fabricada en Francia, permitió identificar estratos de sedimentos que son “muy buenos candidatos para encontrar señales de vida en el pasado”, explicó el CNRS durante la presentación a la prensa de los resultados del estudio, llevada a cabo por uno de sus investigadores, Nicolas Mangold.

Estos estratos, procedentes de un monte de unos 40 metros de alto bautizado Kodiak, son “sedimentos arcillosos o arenosos, donde más fácilmente se puede preservar la materia orgánica”, explicó este geólogo planetario.

Sin embargo, Mangold pidió prudencia, ya que esta materia orgánica también podría proceder de “materia carbónica inerte”, como la que desprenden los cometas.