La humanidad no está preparada para enfrentarse a una catástrofe como el efecto de un evento Carrington o, aún peor, un evento Miyake. La reacción en cadena provocada por una tormenta solar extrema causaría el colapso de la civilización actual, destruyendo sistemas eléctricos y electrónicos a nivel mundial que tardarían décadas en recuperarse, enviando a los humanos de vuelta a la edad media.
Ahora, una nueva red neuronal desarrollada por un grupo internacional de investigadores puede detectar de manera confiable a los agujeros coronales: se trata de espacios en la corona solar que indican que algunas partículas han escapado y pueden formar corrientes de viento solar de alta velocidad. Estas corrientes y otras erupciones solares son capaces de producir tormentas geomagnéticas que ponen en riesgo al sistema electrónico de comunicaciones de la Tierra.
En vista de que los algoritmos convencionales y las observaciones humanas no son confiables para detectar estos eventos, el nuevo desarrollo en Inteligencia Artificial promete disponer de un mejor sistema de protección contra los peligrosos cambios del clima espacial y las destructivas erupciones solares.
Así lo señaló una nota de prensa del Instituto Skolkovo de Ciencia y Tecnología (Skoltech) de Rusia, que ha participado de la investigación junto a otras universidades e institutos de Austria, Alemania y Estados Unidos.
Observaciones de la corona solar
El Sol se encuentra activo y tiene diferentes ciclos: en algunos de ellos se registran enormes erupciones solares que derivan en tormentas geomagnéticas sobre la Tierra. Cuando el clima solar está enrarecido, todo el sistema electrónico del que dependen las comunicaciones terrestres puede quedar inutilizado en cuestión de segundos.
Por esta razón, la corona solar o atmósfera solar exterior se encuentra monitoreada constantemente por telescopios basados en satélites. En las observaciones se tienen en cuenta especialmente una serie de regiones oscuras extendidas, denominadas agujeros coronales.
Los “huecos” en la corona solar indican que un porcentaje de las partículas de plasma pueden haber escapado desde la superficie solar hacia el espacio interplanetario. Las partículas “viajeras” no son turistas apacibles, más bien todo lo contrario: conforman corrientes de viento solar de alta velocidad y otras erupciones solares que, como se estableció previamente, pueden tener consecuencias negativas en la Tierra.
Predicciones más precisas
DAGGER, que significa daga en español, son las siglas en inglés de aprendizaje profundo de perturbaciones geomagnéticas. Esta inteligencia artificial podrá analizar en tiempo real el masivo flujo de datos recogido por múltiples satélites de observación solar y estaciones en tierra, encontrando patrones que permiten predecir el efecto a nivel mundial de una erupción.
Según un estudio publicado en el diario científico Space Weather, por un equipo de la NASA, la US Geological Survey y el Frontier Development Lab del Departamento de Energía de los Estados Unidos, “los modelos de predicción anteriores han utilizado la inteligencia artificial (IA) para producir pronósticos geomagnéticos locales para ubicaciones específicas de la Tierra. Otros modelos que sin IA han proporcionado predicciones globales que no fueron acertadas”.
DAGGER es el primer sistema que combina el rápido análisis de la IA analizando mediciones reales desde el espacio y desde todo el planeta Tierra para generar predicciones actualizadas con frecuencia que son rápidas y precisas para todos los lugares del mundo.
El trabajo demuestra la capacidad predictiva de DAGGER comparando sus predicciones con la realidad de dos grandes tormentas geomagnéticas que golpearon el planeta en 2011 y 2015. El resultado fue una certeza total en la predicción. Estos resultados son excelentes noticias para la construcción de un sistema de alerta temprana que es una de las tres medidas necesarias para blindarse contra eventos Carrington y Miyake.
Consecuencias devastadoras
Si no se continúa trabajando en ampliar esta capacidad de alerta temprana y no se pone en marcha las otras dos capas de defensa propuestas por los expertos, (la instalación a escala global de condensadores en serie para proteger a los transformadores de alta tensión y la reorganización de las redes eléctricas a nivel global, nacional y local para que aumentar su resistencia) algún día nos enfrentaremos a una catástrofe devastadora para la civilización.
Un documental conocido como ‘Control Z’, advirtió sobre las muertes que serían de miles de millones debido al colapso de las redes de distribución de alimentos, agua potable, asistencia sanitaria moderna. Básicamente, todo lo que necesite electricidad, desaparecería, incluyendo toda nuestra capacidad industrial.
Según un informe de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, “debido a la interconexión de las infraestructuras críticas en la sociedad moderna, el impacto puede ir más allá de la interrupción de los sistemas técnicos existentes y conducir a interrupciones socioeconómicas colaterales a corto y a largo plazo”. Los daños económicos, básicamente, representarían la destrucción del sistema económico del planeta.