La atracción física es uno de los componentes más poderosos al inicio de una relación. Este impulso inmediato y visceral puede generar una conexión instantánea, encendiendo la chispa de lo que parece ser una relación prometedora.

Sin embargo, con el tiempo, muchos se cuestionan: ¿Realmente puede perdurar la atracción física, o es solo una fase pasajera? Según los psicólogos, la respuesta no es tan simple y depende de varios factores, tanto biológicos como emocionales.

La “luna de miel” y la intensidad inicial de la atracción

Cuando dos personas se conocen, la atracción física se presenta de manera explosiva. Este deseo inicial está marcado por la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la adrenalina y la serotonina, que generan sensaciones de euforia y excitación.

En esta fase, la relación se vive con gran intensidad, y los dos miembros de la pareja sienten una conexión profunda, casi magnética. Este periodo, conocido comúnmente como la “luna de miel”, es caracterizado por una fuerte atracción física y emocional.

Durante la fase de "luna de miel", las parejas experimentan una conexión profunda y una fuerte atracción física, marcada por la novedad y el deseo mutuo. | Foto: Getty

Luis Ramírez, psicólogo, explicó en una entrevista para La Estrella de Panamá que este tipo de atracción alcanza su punto máximo al principio de la relación. Es durante esta etapa cuando las parejas sienten que todo lo que experimentan juntos es nuevo, lo que fortalece aún más la atracción física. Sin embargo, este fenómeno no dura para siempre.

La adaptación del cerebro y la disminución de la atracción

A medida que la relación se estabiliza y las personas pasan de ser dos individuos que apenas se conocen a ser una pareja consolidada, la atracción física intensa suele empezar a disminuir. Según Ramírez, este proceso se produce generalmente después de uno a tres años. En este periodo, el cerebro se adapta y deja de liberar la misma cantidad de neurotransmisores excitantes, lo que puede hacer que la chispa inicial se atenúe.

Con el tiempo, el cerebro se adapta, reduciendo la liberación de neurotransmisores excitantes, lo que hace que la atracción física disminuya después de los primeros años. | Foto: Peter Cade

Este cambio no implica necesariamente que el amor o la conexión emocional se deban desvanecer. La atracción física puede disminuir, pero otros aspectos de la relación, como el vínculo emocional y la confianza, se vuelven más importantes. Sin embargo, la disminución de la atracción física puede ser un desafío para algunas parejas si no toman medidas para mantener viva la chispa de la relación.

Mantener la chispa viva: La importancia de nuevas experiencias

Una de las claves para que la atracción física perdure en el tiempo es evitar caer en la rutina. Según la psicoterapeuta April Eldemire es fundamental que las parejas sigan compartiendo nuevas experiencias y momentos de diversión.

En una entrevista con Psychology Today, Eldemire señaló que “si nunca se divierten juntos o rompen con lo mundano del día a día, la chispa que alguna vez tuvieron puede atenuarse con bastante rapidez”.

La experta sugiere que es vital para las parejas crear nuevas experiencias juntos para mantener viva la conexión emocional y, por ende, la atracción física. Al principio, todo es nuevo en la relación, y ese componente de novedad juega un papel crucial en la atracción. Sin embargo, cuando la relación se vuelve predecible o monótona, es fácil olvidar las razones que inicialmente unieron a la pareja.