La Navidad es una de las festividades más esperadas y celebradas en muchas culturas. En Colombia, la llegada de esta época no solo genera entusiasmo por el intercambio de regalos y la decoración de los hogares, sino que, sobre todo, constituye una ocasión para compartir en familia alrededor de la mesa. Sin embargo, la elección del menú navideño es un tema delicado, ya que varía según las tradiciones y gustos regionales. Aunque muchos platos típicos son parte esencial de esta celebración, existen ciertos alimentos y combinaciones que, por diversas razones, no deberían formar parte del menú.

Uno de los errores más comunes es la tendencia a servir platos demasiado sofisticados o ajenos a las costumbres locales. En una cultura donde la gastronomía tiene un papel central, especialmente en festividades tan significativas como la Navidad, la desconexión con la tradición culinaria nacional puede generar descontento entre los comensales. En primer lugar, no es adecuado ofrecer una cena completamente internacional, que carezca de los sabores familiares que los colombianos esperan. Menús que incluyen, por ejemplo, platos italianos o franceses, como pizzas gourmet o foie gras, pueden ser vistos como inapropiados, dado que no pertenecen al imaginario colectivo de las festividades colombianas.

Cada región, cultura y familia tiene sus propias tradiciones gastronómicas para la Nochebuena. | Foto: Getty Images

La cena navideña en Colombia tradicionalmente se basa en platos como el tamal, la hallaca (en algunas regiones), la natilla, los buñuelos y el pavo. Estos alimentos son sinónimo de la celebración y representan la identidad cultural del país. De hecho, muchas familias se reúnen en la víspera de Nochebuena para cocinar y compartir estos platos, lo que refuerza el sentido de comunidad y la conexión con la tradición. Por esta razón, reemplazar estos platos con opciones más modernas o extranjeras podría dar la impresión de que la festividad está siendo despojada de su esencia.

Otro aspecto relevante es el abuso de carnes y platos pesados, que no favorecen el ambiente acogedor que debe caracterizar a la Navidad. El objetivo de esta noche es que todos se sientan a gusto, disfrutando de la comida y de la compañía. Sin embargo, al optar por carnes muy grasosas o platos excesivamente condimentados, se puede terminar con un exceso de pesadez en el estómago, lo cual afecta la experiencia general.

En cuanto a los postres, la natilla, un dulce cremoso preparado a base de maíz, y los buñuelos, pequeñas bolitas de masa frita cubiertas de queso, son tradiciones de gran importancia. Reemplazar estos dulces por pasteles occidentales, como el cheesecake o tortas de frutas extranjeras, puede ser mal recibido, ya que no se ajustan a los sabores que evocan la temporada navideña en el país.

La cena de Navidad es tradicional en diciembre. | Foto: Getty Images

Un error adicional en las cenas navideñas colombianas es la falta de diversidad en las bebidas. En Colombia, es común preparar bebidas especiales para la Navidad, como el aguardiente (una bebida alcohólica anisada) o jugos naturales de frutas tropicales, como lulo, maracuyá o guanábana. No ofrecer estas opciones podría hacer que la velada pierda autenticidad.

Cualquier intento de alterar el menú de forma drástica, como incluir platos extranjeros, carnes muy pesadas o postres foráneos, puede alejar a la familia de la esencia de la celebración. La clave está en respetar los platos tradicionales, adaptándolos si es necesario para satisfacer los gustos de todos, pero sin perder de vista las costumbres que hacen única la Navidad colombiana.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.