La Nasa se prepara para volver a la Luna y está buscando la mejor tecnología para que esta nueva misión tenga resultados sorprendentes gracias a las herramientas con las que se busca dotar a los astronautas que viajarán al satélite.
Dentro de estas ayudas que se contemplan dentro de la misión Artemis se encuentra un TLV, Vehículo Lunar de Terreno, con el cual esperan poder llegar más lejos, alcanzar zonas nunca exploradas y poder recolectar mucha más información que permita a la ciencia tener muchos más datos que permitan desarrollar futuras misiones con mayor tecnología.
En este orden de ideas, la Nasa está recibiendo propuestas que condensen lo que se tiene en mente: un aparato que combine las bondades del rover lunar estilo Apollo y del rover no tripulado que fue enviado a Marte. Estas dos condiciones le permitirán realizar misiones conducidas en terreno por los astronautas, como también explorar lugares de forma remota.
Esta vez la Nasa no planea construir este vehículo, pues lo que se tiene en mente es que la agencia contrate los servicios de un proveedor de este tipo de aparatos, lo que fomentaría la competencia y le permitiría aprovechar todo el potencial innovador presente en la industria espacial de Estados Unidos.
Algunas de las características que los oferentes deberán contemplar es que este nuevo TLV tendrá que estar en zonas donde no hay luz, por lo que la generación de energía, la posibilidad de ser controlado de forma remota, la conducción semi-autónoma y la protección en entornos extremos serán los máximos desafíos para los fabricantes.
Las operaciones tripuladas de la Nasa donde estos vehículos lunares entrarían en acción están programadas dentro de la misión Artemis V, la cual se desarrollaría en 2029. Por lo pronto, y antes de que este dispositivo vea la luz, la agencia estadounidense enviará varios vuelos en los que se incluirá la primera mujer y la primera persona de color a explorar el satélite terrestre.
Los anillos de saturno desaparecerían, según estudio de la Nasa; ¿en cuánto tiempo?
Desde 1977, las misiones Voyager 1 y Voyager 2 fueron enviadas desde la Tierra para poder observar de cerca el comportamiento de Saturno y Júpiter. Fue de esta manera, que los investigadores pudieron concluir que los icónicos anillos de Saturno se han ido deteriorando paulatinamente. Esto, según un estudio titulado Observations of the chemical and thermal response of ‘ring rain’ on Saturn’s ionosphere (Observaciones de la respuesta química y térmica de la ‘lluvia de anillos’ en la ionosfera de Saturno), que fue publicado en la revista Icarus, y dirigida por James O’Donoghue, perteneciente al Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Según el estudio, se registró un “aumento en H3+densidad, en lugar de ocurrir en la columna promediada H3+temperaturas, ya que una reducción local en la densidad de electrones (debido al intercambio de carga con el agua) alarga la vida útil de H3+”.
Dicho esto, en el estudio afirman que la densidad “aumenta cerca de las latitudes planetocéntricas esperadas de ‘lluvia de anillos’ cerca de 45 ° N y 39 ° S. Una H baja3+densidad cercana a los 31°S, una prodigiosa fuente esperada de agua, puede indicar que los anillos están ‘desbordando’ material en el planeta de tal manera que H3+la destrucción por intercambio de carga con los neutros entrantes supera su vida útil prolongada debido a la reducción antes mencionada en la densidad de electrones”.
“La luna Encelado de Saturno, una fuente de agua conocida, está conectada con una región densa de H3+centrado en 62°S, lo que quizás indica que el agua cargada de Encelado se está drenando hacia las latitudes medias del sur de Saturno”, indican en la investigación.
Es decir, que por el contacto con el agua que hay entre los anillos de Saturno y otros materiales alrededor, estos podrían ir deteriorándose o desprendiéndose del planeta, cada vez más.
Por lo cual, se estima que “la entrada de producto de agua utilizando los resultados de modelos anteriores, encontrando que 432 - 2870 kg s−1de agua entregada a las latitudes medias de Saturno es suficiente para explicar el H observado 3+densidades”.
“Suponiendo que nuestra medida de la primavera del norte de Saturno represente todas las estaciones, y que los anillos puedan reorganizarse con el tiempo, el mecanismo de la lluvia de anillos por sí solo drenará (desaparecerán) los anillos de Saturno hacia el planeta, en 292 millones de años”, concluye el estudio.