El lanzamiento del telescopio espacial James Webb, el más potente jamás diseñado, fue pospuesto una vez más este martes, esta vez por las condiciones climáticas en Kurú, en la Guyana francesa, de donde debe despegar a bordo de un cohete Ariane 5.
El despegue que estaba previsto para el viernes ahora tendrá lugar el sábado 25 de diciembre, un verdadero regalo de Navidad para los astrónomos del mundo que esperan el nuevo observatorio desde hace tres décadas.
El lanzamiento “fue pospuesto” a causa “de las malas condiciones meteorológicas”, confirmó la NASA en un comunicado.
“Mañana en la tarde se publicará un nuevo boletín del clima con el fin de confirmar la fecha del 25 de diciembre”, precisó la agencia espacial estadounidense.
Es la tercera vez que el lanzamiento se aplaza a causa de problemas menores. La primera vez fue por un incidente durante los preparativos del telescopio al final de noviembre, y la segunda por un problema de comunicación con el sistema en el suelo.
Poco antes del anuncio de aplazamiento, el jefe de la NASA, Bill Nelson, habló en la última conferencia de prensa antes del despegue.
“Es una misión extraordinaria. Un ejemplo brillante de lo que podemos alcanzar cuando soñamos en grande”, expresó el científico. “Webb va a transformar nuestra visión del universo”, agregó.
Joya de la ingeniería ultracompleja y presentado como el sucesor del Hubble, el telescopio fue construido en Estados Unidos bajo la dirección de la NASA y tiene instrumentos de las agencias especiales europea y canadiense. El telescopio será puesto en órbita alrededor del Sol, a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.
Datos sobre el James Webb
Su pieza central es su enorme espejo principal, de 6,6 metros de diámetro y formado por 18 espejos hexagonales más pequeños. Están hechos de berilio y recubiertos de oro para reflejar mejor la luz capturada desde los confines del Universo.
El observatorio también cuenta con cuatro instrumentos científicos: generadores de imágenes para tomar fotografías del cosmos y espectrómetros, que descomponen la luz para estudiar las propiedades químicas y físicas de los objetos observados.
El espejo y los instrumentos están protegidos por una enorme visera, formada por cinco capas superpuestas. Son del tamaño de una cancha de tenis, delgados como un cabello, y fabricados en kapton, un material elegido por su resistencia a las temperaturas extremas: un lado estará expuesto a más de 110 °C y el otro a -235 °C.
También habrá a bordo un módulo de servicio que contiene el sistema de propulsión y comunicación. En total, el observatorio pesa el equivalente a un autobús escolar.
¿Hacia donde va?
El telescopio se colocará en órbita a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, cuatro veces la distancia de nuestro planeta a la Luna.
A diferencia del telescopio Hubble que gira alrededor de la Tierra, James Webb estará en órbita alrededor del Sol. Evolucionará en constante alineación con nuestro máximo astro y la Tierra, “detrás” de esta última. Su espejo estará constantemente de espaldas a nuestra principal estrella.
Llevará alrededor de un mes alcanzar esta posición, denominada punto de Lagrange L2. A esta distancia, no se puede prever ninguna misión de reparación tripulada, como había sido el caso del Hubble.
¿Qué hará?
James Webb tiene dos misiones científicas importantes que juntas representarán más del 50 % de su tiempo de observación. Primero, explorar las primeras edades del Universo, que se remontan a unos pocos cientos de millones de años después del Big Bang –la Gran Explosión, base de la teoría de la evolución universal–. Los científicos quieren observar las primeras galaxias y las primeras estrellas del Universo.
Su segunda gran misión será estudiar exoplanetas, es decir, planetas alrededor de estrellas distintas de nuestro Sol, en busca de un entorno habitable, en particular mediante el estudio de su atmósfera.
¿Cómo se desplegará?
Dado que el telescopio era demasiado grande para caber en un cohete, fue doblado sobre sí mismo. Una limitación técnica que genera la parte más complicada de la misión: su despliegue en el espacio, el más peligroso jamás intentado por la NASA.
Aproximadamente 30 minutos después del despegue, se desplegarán la antena de comunicaciones y los paneles solares que le suministran energía.
Como un acordeón, comenzará el sexto día, mucho después de haber pasado la Luna. Sus delgadas membranas serán guiadas por un complejo mecanismo que involucra 400 poleas y 400 metros de cable. Durante la segunda semana, finalmente llegará el turno del espejo.
Una vez en su configuración final, los instrumentos deberán enfriarse y calibrarse, y los espejos deberán ajustarse con mucha precisión. Después de seis meses de aprontes y procedimientos, el telescopio estará listo.
*Con información de la AFP.