Anteriormente, lavar ropa era una tarea dispendiosa que se realizaba a mano, dado que la tecnología no era tan avanzada como en la actualidad. Sin embargo, con la llegada de las lavadoras, la vida de los usuarios se ha vuelto mucho más fácil, especialmente al realizar tareas cotidianas que demandan tiempo y esfuerzo. Este aparato se encarga de realizar todo el trabajo; con solo oprimir un botón, la ropa queda completamente limpia.
No obstante, al finalizar el ciclo, llega el momento de tender las prendas una por una para que se sequen y no adquieran mal olor por la humedad acumulada. Esto puede resultar tedioso para muchos, quienes optan por comprar una secadora que logra resultados en cuestión de minutos.
Tener una secadora en casa es una buena idea y un complemento útil, aunque no todas las personas consideran necesario adquirir una, ya que esto puede aumentar el consumo de energía y ocupar mucho espacio. Entonces, ¿cuál es la mejor forma de secar la ropa?
Existen muchos trucos que pueden hacer que el proceso de secado sea mucho más sencillo y rápido de lo que se imagina. Uno de ellos implica utilizar una función del electrodoméstico que activa el centrifugado a máxima potencia. Es importante señalar que no se trata de un truco mágico ni de una función oculta; por el contrario, es una de las más utilizadas. Sin embargo, hay métodos que logran el resultado esperado.
Además de usar dicha función, se debe tener a mano una toalla. Al finalizar el ciclo de lavado normal, se debe abrir la puerta de la lavadora y colocar una toalla seca junto a las prendas. Luego, se selecciona el programa de centrifugado a la máxima potencia, de manera que la toalla absorba el exceso de agua, dejando la ropa casi seca. Cabe destacar que esto también depende del material, la tela y el tipo de prenda, ya que algunas requieren mayor esfuerzo para secarse completamente.
Este práctico método es ideal para quienes buscan sacar el máximo provecho de su lavadora. De esta manera, no solo se cuida el medio ambiente, sino que también se ahorra energía al evitar el uso de la secadora, además de prolongar la vida útil de las prendas, evitando que se desgasten rápidamente.
Por otro lado, otra de las funciones que poseen la mayoría de las lavadoras es el ciclo de autolimpieza, que se encuentra en el menú principal. Su objetivo es eliminar residuos, moho, suciedad y olores desagradables que suelen acumularse en el tambor. Realizar este proceso es clave, ya que al lavar la ropa, las telas pueden desprender lana, tintura o polvo que se acumula en el tambor. Si no se lleva a cabo un mantenimiento constante, es posible que se evidencie un desgaste prematuro en los componentes internos y que las prendas no queden completamente limpias.
Para utilizar esta función correctamente, se recomienda emplear agua caliente para desinfectar completamente el tambor. Este proceso no solo elimina la suciedad acumulada por la ropa, sino también los residuos de detergente y suavizante que pueden quedar atrapados.