El domingo 24 de septiembre representa un día muy importante para la exploración espacial, ya que la nave espacial OSIRIS-REx de la Nasa le entrega a científicos en la Tierra un regalo cósmico muy especial: una muestra prístina recogida del asteroide Bennu, que orbita cerca de nuestro planeta.
Este evento marca un hito crucial en la misión de la Nasa al ofrecer la posibilidad de aprender más sobre el origen del sistema solar y el rol que tienen los asteroides en la formación de planetas aptos para albergar vida como la Tierra.
Gran Viaje de OSIRIS-REx
La misión OSIRIS-REx, cuyo nombre es un acrónimo de Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer, ha sido una travesía cósmica de siete años. Lanzada desde Cabo Cañaveral en 2016, esta nave espacial de la Nasa llegó a la órbita de Bennu en diciembre de 2018.
Gracias a que la nave OSIRIS-REx pudo alcanzar la órbita más cercana posible sobre un asteroide, los científicos han logrado obtener información sumamente importante sobre el asteroide Bennu. Esto hizo posible detectar en ese objeto espacial la presencia de hielo en su superficie y carbono asociado a procesos biológicos.
Además, se logró observar partículas liberadas al espacio desde el asteroide, fenómeno que permitió recolectar datos valiosos para comprender su composición.
La desafiante recogida de las muestras
Uno de los momentos más determinantes de la misión se produjo el pasado 20 de octubre de 2020, cuando OSIRIS-REx ejecutó la histórica misión TAG (Touch-and-Go) para recoger muestras de Bennu. Ese procedimiento estuvo rodeado de varias dificultades, especialmente cuando el cabezal diseñado para tomar muestras recolectó tanto material que el contenedor no pudo sellarse adecuadamente, lo que generó una fuga de muestras hacia el espacio.
No obstante, esta situación también permitió comprender otros aspectos de la naturaleza en la superficie de Bennu, la cual se comporta de forma similar a un pozo de bolas de plástico con partículas sueltas.
Pese a estas dificultades, el equipo encargado de la misión pudo superarlas con éxito y ahora se espera que OSIRIS-REx entregue la mayor cantidad de muestras recogida por una misión de la Nasa, desde las rocas lunares que fueron traídas a la Tierra por los astronautas de la misión Apolo.
Retorno a la Tierra y la importancia de sus muestras
Desde que OSIRIS-REx se alejó de Bennu para realizar de regreso a la Tierra, la nave ha hecho dos órbitas alrededor del Sol para garantizar que la cápsula de muestras pueda ser liberada en el momento adecuado. Dicha cápsula debería desprenderse de la nave a unos 102,000 kilómetros de la Tierra, para que así logre tener un suave aterrizaje en el Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah del Departamento de Defensa.
Una vez que las muestras del asteroide Bennu estén en manos de los científicos, los expertos las analizarán con el objetivo de hallar más información sobre la formación de sistema solar. Además, se espera obtener datos que permitan comprender cómo los asteroides pueden ayudar a que algunos mundos en el cosmos obtengan elementos clave, como el agua, para que se conviertan en planetas con la capacidad de albergar vida.
¿Un nuevo futuro para la exploración espacial?
Además de la posibilidad de adquirir información valiosa que permita comprender mejor el origen de los sistemas solares, la misión OSIRIS-REx representa un destacado avance en la exploración espacial y en la comprensión que la ciencia moderna puede tener sobre objetos cercanos a la Tierra que eventualmente podrían representar una amenaza potencial para nuestro mundo.
A medida que la Nasa y otras agencias espaciales desarrollan nuevas misiones para explorar el espacio profundo y recolectar información relevante de lo estudiado sobre asteroides y otros cuerpos espaciales, la comunidad científica tendrá la posibilidad de hallar las respuestas para algunos de los misterios más intrigantes que alberga el cosmos.