Los televisores cumplen una función esencial en la vida de las personas, principalmente porque son responsables de ofrecer entretenimiento a través de una amplia gama de funciones y herramientas que permiten disfrutar de todo tipo de contenido. En el pasado, estos dispositivos no se comparaban con los actuales, ya que no transmitían en color, sino en blanco y negro.
Con el tiempo, los televisores han evolucionado hasta llegar a los Smart TV, dispositivos con capacidades de conectividad a internet que permiten el acceso a aplicaciones y servicios de streaming. Una de sus principales ventajas es que pueden conectarse a través de wifi o cable Ethernet, facilitando el acceso a contenido en línea. Además, vienen con aplicaciones preinstaladas y ofrecen la posibilidad de descargar otras, como Netflix, YouTube o Disney+.
Muchos modelos también son compatibles con asistentes de voz como Alexa, Google Assistant o Siri, lo que permite controlar el televisor mediante comandos de voz. Algunos Smart TV cuentan con características adicionales, como la opción de compartir pantalla, navegar por la web y conectarse a dispositivos externos como Chromecast o Apple AirPlay.
Las características varían según el modelo adquirido, pero la mayoría comparte funciones similares. Sin embargo, la calidad de la imagen no siempre cumple con las expectativas del usuario, dado que los colores, tonos y resolución pueden no ser los adecuados, afectando la experiencia visual.
Aunque esta situación puede ser frustrante, generalmente no se debe a un problema de hardware, sino a una configuración incorrecta. Existen ajustes que los usuarios suelen pasar por alto, pero que son clave para mejorar el rendimiento del dispositivo. La solución puede estar a un clic de distancia: desactivar dos funciones que vienen activadas por defecto y que, al hacerlo, mejoran instantáneamente la calidad de la imagen. Estas funciones son el modo de ahorro de energía y el sensor de luz automático.
El modo de ahorro de energía limita el brillo y optimiza el rendimiento para reducir el consumo eléctrico, lo que afecta negativamente la calidad de la imagen, disminuyendo la saturación de colores. Por su parte, el sensor de luz automático ajusta el brillo de la pantalla según la iluminación del entorno, lo que puede hacer que la imagen se vea más oscura de lo deseado.
Al desactivar ambas funciones, es probable que el usuario note una mejora inmediata en la calidad de la imagen, con colores más nítidos y vibrantes. Este ajuste puede realizarse fácilmente desde el menú de configuración del televisor.
Estos televisores han revolucionado la forma en que las personas consumen contenido audiovisual, haciendo que la experiencia sea más interactiva y personalizada.