Hace diez años Steve Jobs reveló que no les permitía a sus cuatro hijos usar el iPad, después de que hubiera presentado el aparato como una maravilla que traía herramientas educativas.

“Creemos que es muy peligroso para ellos, en efecto”, dijo en su momento el cerebro de Apple, añadiendo que la razón era lo adictivo que podía llegar a ser, pues permitía acceso a todo tipo de plataformas, en todo momento.

De acuerdo con Jobs, en una entrevista que dio a Nick Bilton, periodista de The New York Times, había visto los efectos de la tecnología en sí mismo y no quería hacerlo también en sus hijos.

En su momento, el periodista quedó sorprendido por lo dicho por el fundador de Apple, después de que el iPad era visto como el nacimiento de una nueva era o de una revolución tecnológica que cambiaría el mundo para siempre, aunque en la práctica no fue necesariamente así.

Pero otro de los líderes de los gigantes de la tecnología también manifestó alguna vez que limitaba el uso de la tecnología a sus hijos. Es el caso de Bill Gates, quien fuera CEO de Microsoft, quien implementó en 2007 un límite de tiempo de pantalla cuando notó que su hija estaba desarrollando un apego nada saludable a un videojuego. Además, reveló que no permitió que sus hijos tuvieran teléfonos celulares hasta que cumplieran 14 años.

¿Qué dice la OMS?

Lo paradójico de las realidades privadas de quienes fueron los cerebros de Microsoft y Apple, tiene sentido para la Organización Mundial de la Salud (OMS). En varias ocasiones, la autoridad internacional ha expresado preocupación por el tiempo que pasan los niños y niñas usando pantallas.

Para crecer sanos, los menores de cinco años deberían pasar más tiempo jugando activamente y durmiendo mejor, y menos sentados mirando pantallas, de acuerdo con las directrices de la OMS sobre actividad física, sedentarismo y sueño para niños menores de cinco años publicadas en 2019.

La doctora Fiona Bull, directora del programa de la OMS de Vigilancia y Prevención Poblacionales de Enfermedades no Transmisibles, explicó en su momento que incrementar la actividad física, disminuir el sedentarismo y garantizar un sueño de calidad para los niños pequeños “mejorará su salud física y mental y su bienestar, y ayudará a prevenir la obesidad infantil y las enfermedades asociadas a ella en etapas posteriores de la vida”.

Para esto es necesario cambiar o reducir el tiempo que pasan los menores usando aparatos con pantallas, una actividad sedentaria, por actividades en movimiento, velando porque puedan dormir bien y suficiente.

Todo lo anterior se traduce en que los niños de 1 a 2 años deben realizar al menos 180 minutos diarios de actividades físicas diversas, incluyendo de intensidad moderada a elevada. Sumado a eso, no deberían usar pantallas por más de una hora. Además, deben dormir entre 11 y 14 horas.

Los niños y niñas entre 3 y 4 años deben pasar el mismo tiempo realizando actividad física y no deben pasar más de una hora utilizando pantallas. Asimismo, es importante que duerman entre 10 y 13 horas.

Más de cinco millones de muertes en todo el mundo son provocadas por el incumplimiento de esas recomendaciones sobre actividad física, pues para ese momento más del 23 % de los adultos y del 80 % de los adolescentes no hacen suficiente actividad física.