Con la llegada del mundo digital y los avances tecnológicos, no solo las cartas, los telegramas, los teléfonos fijos, las máquinas de escribir y otras herramientas de comunicación empezaron su declive para convertirse en antigüedades. Una palabra utilizada por los jóvenes en las décadas de los 80 y los 90 para describir a los ratones de laboratorio, cuatro lámparas, devora libros o los más estudiosos, también perdió fuerza entre la cultura popular. La etiqueta de nerd o ñoño acompañó por años a aquellas personas que encontraban en cualquier rama de la ciencia una pasión desmedida, algo que evitaba la aceptación entre los grupos más populares de los colegios y universidades. Incluso fue el término más usado en su momento para hacer matoneo. El nerd evolucionó a geek, palabra del idioma inglés que en español designa a una persona apasionada por la tecnología o la informática y que respira conocimiento. El diccionario de la Universidad de Cambridge tiene dos significados: alguien muy inteligente pero que no está de moda y carece de popularidad o aquel muy interesado en un tema en particular y que sabe mucho al respecto. Entre los geeks más famosos y adinerados están Bill Gates (creador de Microsoft), Mark Zuckerberg (cofundador de Facebook), Stephen Hawking (físico teórico) y Steve Jobs (cofundador de Apple). Incluso la serie de televisión estadounidense Los Simpson cuenta con un geek: Jeffrey Albertson o Jeff, el gordo dueño de la tienda de cómics obsesionado por los superhéroes. Una empresa colombiana de Sistemas de Información Geográfica (SIG), tiene su propio nido de nerds evolucionados: GeoGeeks, un grupo de jóvenes de pregrado con pasión desbordada por la elaboración de mapas novedosos y el desarrollo de nuevas aplicaciones, creado en 2014 por la compañía como un semillero de formación para inventar soluciones innovadoras usando la plataforma ArcGIS.
Desde hace 5 años más de 40 jóvenes apasionados por la tecnología han pasado por una escuela que les enseña a hablar en mapas y de paso a traducir a información gráfica desde la clasificación taxonómica de especies de un sitio determinado hasta las elecciones presidenciales en Panamá. Fabián Camilo Heredia, un ingeniero catastral y geodesta de 31 años egresado de la Universidad Distrital, es el actual coordinador del semillero de Esri, que podría traducirse como un grupo de ñoños expertos en geografía. Cumple a la perfección con la descripción de geek: gafas, peinado conservador y camisa de cuadros sin una sola arruga y metida entre el pantalón, además de una afición profunda por los mapas y la programación. Lleva un año como líder de los 21 jóvenes que hoy hacen parte de GeoGeeks, conformado por dos geógrafos, dos ingenieros de sistemas, un ecólogo, un físico, cinco catastrales, un comunicador social, un publicista y ocho tecnólogos en programación y diseño gráfico del Sena. Sin embargo, desde su creación hace cinco años, más de 40 muchachos han pasado por este nido de conocimiento. Semillero de geeks Trabajan medio tiempo y tienen salario fijo, ya que no son practicantes. “Tienen turnos por la mañana o por la tarde, dependiendo de las clases en sus universidades. Están divididos en dos grupos: los temáticos y los desarrolladores o programadores. Los líderes deciden cuántas personas van a trabajar en cada uno de los proyectos que manejamos, entre los que están mapas y aplicaciones para expertos y desarrollos para empresas públicas y privadas”, apuntó la cabeza de estos geeks, que actualmente estudia una maestría en ingeniería de la información en la Universidad de los Andes. El tiempo en el semillero es relativo. Los temáticos, es su mayoría geográficos y catastrales encargados de formular soluciones a los problemas de los clientes de la empresa, duran en promedio un año. Con los desarrolladores o programadores el tiempo puede incrementarse. “Casi siempre terminan contratados por Esri cuando obtienen su grado profesional. Sin embargo, lo que hacemos es evangelizar, es decir que cuando salgan le cuenten al mundo de su experiencia en Geogeeks”, dijo Fabián.
Trabajan medio tiempo y tienen salario fijo, ya que no son practicantes. Tienen turnos por la mañana o por la tarde, dependiendo de las clases en sus universidades y están divididos en dos grupos: los temáticos y los desarrolladores o programadores. No hay un rango de edad para ser uno de los nerds de la geografía de Esri, una empresa norteamericana que está en Colombia desde hace 45 años. El único requisito es estar cursando una carrera de pregrado y tener conocimiento y pasión por la elaboración de mapas y la programación. Así que si llega un cincuentón que curse cualquier carrera universitaria y sepa programar, podría convertirse en un geek de la geografía. El proceso de selección lo lidera Fabián, quien afirma que los geeks son la evolución de los nerds, pero más brillantes y divertidos. “No discriminamos a nadie. Lo primero que hacemos es una prueba práctica para ver las habilidades sobre la búsqueda en internet. Si pasa ingresa a entrevista, y ahí miramos si tiene esa pasión por la programación, los mapas, la planeación y el mercadeo”. Con las grandes ligas Los ñoños de los mapas trabajan en varios frentes: uno de ellos es el de proyectos ambientales o sociales de expertos de los temas como Ernesto Guhl, Julio Carrizosa o Andrés González. “Nosotros les hacemos los mapas y las ideas gráficas a las investigaciones de estos expertos. Otro frente es en la misma empresa: apoyamos a las secciones de ventas y a los clientes en sus proyectos”, complementa el coordinador. Actualmente trabajan en un mapa del antropoceno para Ernesto Guhl, un análisis de imágenes satelitales para Pablo Leiva, un mapa de homicidios y política pública para Andrés González, clasificación taxonómica de especies e interpretación de las imágenes de cámaras trampa para Parques Nacionales Naturales y elecciones presidenciales en Panamá. Además, tienen proyectos con varios sectores del gobierno nacional. Medios de comunicación como SEMANA, Dinero, El Tiempo y Portafolio los llaman frecuentemente para plasmar su información de una manera novedosa y en forma de mapa. En la pasada época de elecciones, el trabajo se les llovió como arroz. Los jóvenes del semillero son capacitados constantemente en temas de programación, tanto virtual como presencial. “30 por ciento del mes es destinado al entrenamiento. El grupo también trabaja en fortalecer al semillero con el crecimiento en redes, generación de nuevos contenidos y visitas constantes en las universidades para darse a conocer”, apuntó Fabián. Mapa desde el corazón Para motivar a sus geeks, Fabián inventó una iniciativa llamada “Los mapas que amamos”, que les permite desarrollar una estrategia semanal sobre una temática libre. “Cada uno escogía semanalmente un tema para desarrollar un mapa. Pero la idea pegó tanto que la estamos manejando cada dos meses, para que así fueran más pulidas. La idea es que seleccionen los temas que más les gusta para aplicar las normas cartográficas”.
La oficina rompe con todos los esquemas tradicionales de trabajo. No hay un cubículo aparte para el jefe, ni una puerta cerrada. En un pizarrón negro cada uno dibujó su superhéroe favorito, el que más los representa: Superman, Linterna Verde, Batman, la Mujer Maravilla y Gatúbela hacen parte de su mural de arte. Esta actividad ha permitido ratificar que no hay tema que no pueda ser expresado en forma de mapa. La página http://losmapasqueamamos.esri.co/ ya cuenta con más de 30 mapas con temáticas innovadoras, como los reinos y ciudades de Game of Thrones; una mirada a la historia de la animación a través de los personajes de Pixar; máscaras japonesas en el periodo Nara; Tekken, un videojuego; rostros de la literatura; recorrido coctelero por Bogotá; la historia de Alexander von Humboldt por América; ciudades insostenibles; salvemos la tortuga Carey; autores del Romanticismo; y el estado de los corales. “Los chicos tienen la oportunidad de trabajar en algo que les llame mucho la atención. Uno que gustó mucho fue el de literatura: un libro que cuando se abre tiene un mapa en 3D con los autores más representativos. Unos muchachos del Sena hicieron el de máscaras japonesas, algo loco y diferente. El de Game of Thrones es un trabajo de arte de las diseñadoras, quienes adaptaron el mapa de fantasía de la serie. Uno de los chicos, apasionado por el tema, poco a poco iba ubicando las familias, reinos, castillos y fortalezas. Estamos haciendo uno que plasmará los personajes principales que han muerto”. Todos los años, en la Conferencia Colombiana de Usuarios de Esri, un día es destinado a los geeks de los mapas. Lo llaman Planeta Esri, donde sacan los mejores juguetes y tecnologías exploradas por el semillero para mostrárselos a la gente. Paralelo a esas charlas, Fabián lidera una Hackathon geográfica: una maratón de programación. “Participan universitarios, además de algunos extranjeros. Consiste en plantear un problema que los concursantes tratan de resolver por medio de la programación. Yo me gané la de 2017 sobre recolección de basuras”. Romper esquemas La oficina rompe con todos los esquemas tradicionales de trabajo. No hay un cubículo aparte para el jefe, ni una puerta cerrada. Todos tienen contacto visual y auditivo entre ellos. En un pizarrón negro cada uno dibujó su superhéroe favorito, el que más los representa: Superman, Linterna Verde, Batman, la Mujer Maravilla y Gatúbela hacen parte de su mural de arte. También hay dos puff de color rojo y blanco, muy utilizados por los programadores. Más que un sitio de encuentro de nerds amantes de la tecnología parece una oficina publicitaria, dedicada al contenido creativo. En las tardes, la música hace de fuente de inspiración. “Tenemos un sistema de chat llamado slack que cuenta con varios canales: uno es para temas sociales, en donde cuadramos encuentros para ir a tomar cerveza. Otro se llama ‘pide tu rola’, en donde cada uno escribe la canción que quiere oír y una persona que lo administra la reproduce en un bafle. Antes de pintar los superhéroes en el tablero, los muchachos dibujaban cuando estaban aburridos o estresados” anota Fabián. Ñoños chéveres Angélica Peña, de 25 años, es la más “vieja” del semillero. Lleva cerca de dos años en GeoGeeks y está en último semestre de ingeniería catastral y geodesia en la Universidad Distrital. Define a sus compañeros de trabajo como un grupo de ñoños apasionados por la geografía, pero chéveres. “He estado en las dos etapas del semillero. Antes estábamos enfocados solo en cumplir con la tarea, lo que algunas veces se tornaba monótono y aburrido. Fabián nos abrió la visión al mundo, ya que nos puso a interactuar con los clientes, a dar opiniones y a proponer”. Es una de las dos coordinadoras temáticas del semillero. Su basta experiencia en la empresa le ha permitido participar en varios proyectos, pero uno la marcó de por vida: un mapa, que aún está en construcción, sobre la fauna nativa del departamento del Huila.
No hay un rango de edad para ser uno de los nerds de la geografía de Esri, una empresa norteamericana que está en Colombia desde hace 45 años. El único requisito es estar cursando una carrera de pregrado y tener conocimiento y pasión por la elaboración de mapas y la programación. “Inició en octubre del año pasado, cuando Parques Nacionales Naturales nos contrató para hacer un mapa y un software con imágenes de cámaras trampa en zonas aledañas al Parque Nacional Nevado del Huila. Fui a visitar a una comunidad de campesinos humildes que vive como a dos horas de Neiva. El ideal es que conozcan los animales que allí habitan, como el oso de anteojos, y los protejan”. Esta fue la primera vez que Angélica dejó la oficina para relacionarse con la gente, por eso el proyecto tiene un gran significado. “Una experiencia en campo llena mucho más que estar al frente de una pantalla, ya que así dimensionamos lo que está sucediendo. A partir de las fotos de las cámaras trampa analizaremos cómo están movilizándose las especies en estos sectores. Será un software que le enseñaremos a manejar a la comunidad”. Mientras llegan las imágenes de los animales, Sandra participa en el proyecto de Julio Carrizosa, que será un libro colaborativo de Boyacá. “Todos los boyacenses podrán participar en la elaboración con escritos y fotos. Nosotros haremos mapas novedosos e interactivos”. El Linterna Verde del grupo Juan Guillermo Acosta ingresó al semillero hace siete meses, cuando estudiaba física en la Universidad Nacional. Tiene 24 años y ahora estudia una maestría en ingeniería de transporte. En GeoGeeks ha aprendido a programar de una manera distinta. “Los ingenieros son pragmáticos, lo que no tenemos los físicos. Me han enseñado montones. Además hay mucho contacto con los clientes”. El primer mapa que desarrolló, sobre los sitios más representativos de Nueva York, tiene un gran significado para este bogotano, que vive con su papá, hermanos y un perro llamado Polo. “Esa ciudad me trasnochó desde pequeño. Cuando por fin pude ir a conocerla fue mágico, así que poder hacer un mapa interactivo con sus parques, sitios culturales y museos fue espectacular. Lo hice recién entrado al semillero y todo el grupo me dio su mano amiga”. Luego lideró un proyecto más complicado: el diseño de un mapa virtual con las rutas para llegar a la oficina. “Algunos compañeros viven lejos, en Soacha, Usme y Bosa. Entonces seleccionamos las mejores rutas para que llegaran en el menor tiempo posible”. Recuerda con gracia los dibujos de los superhéroes pintados en el tablero negro en la oficina. Su personaje favorito es Linterna Verde, por lo cual no dudó en escogerlo. Hasta le pintaron audífonos, algo característico en Juan Guillermo. Para Juan Guillermo, un geek es una persona que destina todo su tiempo en una sola actividad, algo como un culto. “Encajo en esa figura, ya que tengo un alto componente académico, connotación intelectual, sé programar y leo mucho”. Un alma verde Rafael González es otro de los geeks más antiguos. Acaba de cumplir un año en el semillero y está a punto de graduarse como ingeniero catastral en la Universidad Distrital. Tiene 23 años, aspira a seguir vinculado con Esri y viajar por varios países para expandir su conocimiento. Una de las cosas que más le gusta de GeoGeeks es el aprendizaje contínuo. “Siempre estamos capacitándonos. Para mí el semillero es un paso de la universidad al mundo laboral, una preparación con un ambiente muy cordial. Soy asesor temático, es decir que trabajo asesorando a los clientes y en temas como la teoría de la ubicación espacial, geografía, uso de las herramientas, aplicaciones y estructuración de los datos”. Uno de los trabajos más especiales de Rafael fue para la Fundación Alma, que le permitió aprender sobre medio ambiente. “Fue un crecimiento personal y laboral. Conocí sobre las áreas de restauración en las ciénagas del alto Magdalena y los procesos de educación con los niños que habitan en los páramos”, dice este geek apasionado por la tecnología, que en el muro del universo DC comics de la oficina le correspondió uno de los villanos: Deadshot.