En la era digital actual, dependemos en gran medida de los dispositivos electrónicos, desde teléfonos inteligentes hasta computadoras portátiles y tabletas. Sin embargo, la práctica común de dejar estos dispositivos enchufados incluso después de que están completamente cargados puede tener consecuencias negativas, tanto para los aparatos como para el medio ambiente y la seguridad en el hogar.
Uno de los principales riesgos de dejar un dispositivo enchufado después de que se ha completado la carga es el daño a la batería. Las que son de iones de litio, que se encuentran en la mayoría de los dispositivos electrónicos modernos, están diseñadas para durar un cierto número de ciclos de carga. Cada vez que esto sucede, se reduce ligeramente la capacidad de la batería para retener energía, lo que eventualmente conduce a una disminución en la duración.
Cuando un dispositivo permanece enchufado después de haber alcanzado el 100% de carga, puede continuar recibiendo pequeñas cantidades de energía para mantener esa carga completa. Este proceso, conocido como “sobrecarga”, puede causar un aumento en la temperatura, lo que a su vez acelera la degradación de los componentes internos. Con el tiempo, esto puede llevar a una reducción significativa en la vida útil del dispositivo, obligando al usuario a reemplazar la batería o el dispositivo mucho antes de lo previsto.
Además, la sobrecarga también puede causar que la batería se hinche, lo que no solo afecta el rendimiento del dispositivo, sino que también puede representar un riesgo de seguridad si no se maneja adecuadamente.
Impacto ambiental: consumo innecesario de energía
Más allá de los efectos negativos sobre la batería, dejar los dispositivos enchufados después de que se han cargado por completo también tiene un impacto ambiental significativo. Aunque puede parecer que la cantidad de energía consumida por un dispositivo completamente cargado es mínima, cuando se multiplica por millones de usuarios en todo el mundo, el desperdicio de energía se vuelve considerable.
Este consumo de energía innecesario contribuye a la huella de carbono global, exacerbando el cambio climático y agotando los recursos naturales.
Además, la generación de energía para alimentar estos dispositivos a menudo implica la quema de combustibles fósiles, lo que libera gases de efecto invernadero a la atmósfera. Reducir este desperdicio es un paso sencillo pero efectivo que todos podemos tomar para ayudar a proteger el medio ambiente.
Riesgos de seguridad: posibles incendios y daños en el hogar
Otro peligro crítico de dejar los dispositivos enchufados después de que están completamente cargados es el riesgo de incendio. Aunque es raro, hay casos documentados de llamas que se originan a partir de dispositivos electrónicos que han estado enchufados durante demasiado tiempo. Las baterías de iones de litio, especialmente cuando están dañadas o sobrecargadas, pueden calentarse y, en casos extremos, explotar o incendiarse.
Además de los dispositivos, los cargadores también pueden representar un riesgo, especialmente los de mala calidad o que están dañados son particularmente peligrosos, ya que pueden sobrecalentarse y causar cortocircuitos. Incluso los de buena calidad pueden sufrir daños con el tiempo, lo que aumenta el riesgo de fallos eléctricos que podrían provocar un incendio.
Para reducir estos riesgos, es esencial desconectar los dispositivos de sus cargadores una vez que se haya completado la carga y evitar el uso de cargadores no certificados o de baja calidad. Asimismo, es recomendable cargar los dispositivos en superficies no inflamables y evitar dejarlos cargando durante la noche o cuando no se esté en casa.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.