El desarrollo tecnológico ha dado paso a un sinfín de herramientas digitales que las personas aprovechan en su cotidianidad. Ya sea dentro del área laboral, académica o de ocio, estos universos se prestan para un amplio listado de oportunidades.

El Metaverso, por ejemplo, es un universo digital al que los usuarios pueden acceder mediante la realidad virtual y otros elementos que les permiten interactuar con los productos y servicios allí presentes.

De hecho, una de las oportunidades que ofrece el Metaverso está encaminada hacia los negocios. En ese orden de ideas, es pertinente extender algunas prácticas del mundo real a este entorno digital.

Según explicó David Méndez, abogado de patentes de Wolf Méndez, “cuando hablamos del registro de una marca hacemos referencia a un signo distintivo, es decir, el signo óptimo para distinguir productos y servicios”.

“El registro le otorga al titular la facultad de un derecho exclusivo, es decir, le otorga la facultad de autorizar y prohibir quién va a usar su signo por medio de un contrato, acuerdo o licencia de uso. También permite prohibir a terceros que utilicen esa marca sin autorización previa del titular”, detalló Méndez a SEMANA.

El registro de marca no es algo nuevo. Es más, las empresas y personas naturales tienen que hacerlo para proteger la propiedad intelectual de sus creaciones. Así mismo, en los negocios, la marca ofrece un valor agregado a los productos y servicios.

Según expuso el abogado, el consumidor identifica productos o servicios dependiendo de la marca. En tal virtud, esta representa calidad, confiabilidad y seguridad en el producto o el servicio.

Sin embargo, al no registrar la marca, la persona natural que lo vaya a hacer está expuesta a que en el mercado se la copien. De igual manera, el consumidor promedio podría confundir los productos de una marca con otra.

El Metaverso continúa en desarrollo, por lo que aún supone ciertos riesgos para los usuarios. | Foto: Getty

Registro de marca en el Metaverso

Tradicionalmente, el registro de marca es un proceso de que se realiza ante la oficina de marcas del país correspondiente. En Colombia, por ejemplo, la entidad correspondiente es la Superintendencia de Industria y Comercio, en su división de signos distintivos.

David Méndez, abogado de patentes de Wolf Méndez. | Foto: Cortesía Más Media.

“En el Metaverso no es que se registren allá las marcas. Lo que pasa es que el Metaverso es un entorno digital, son mundos o ecosistemas digitales múltiples. En ese entorno digital, cuando yo ingreso, el registro de la marca cobra un papel importante porque el consumidor va a tener experiencias en ese entorno digital que puede asimilarlas o relacionarlas con una marca puntual”, precisó Méndez a SEMANA.

La evolución en el Metaverso ha llamado la atención de usuarios alrededor del mundo. | Foto: Getty Images

Ahora bien, el registro de marca en el Metaverso funciona de la misma forma como lo han hecho tradicionalmente los empresarios y personas naturales. El primer paso consiste en acudir a la oficina de marcas competente y efectuar el proceso según la normativa.

“Lo que se ha hecho es extender esa protección al entorno digital. Tanto así que la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, en la clasificación de Niza, fue modificada este año para incluir estos servicios y productos en el entorno digital, con el objetivo que los empresarios puedan proteger sus marcas, sus productos y servicios en ese entorno digital”, comentó el experto.

Metaverso. | Foto: Getty Images

¿Cómo funciona la extensión?

Al momento de realizar el registro de una marca ante la oficina competente, esta se hace con base en las clases o categorías dispuestas en la clasificación internacional de Niza. Luego vendría un paso adicional.

Para entender el concepto, el abogado David Méndez relaciona el caso de la Semana de la Moda que se celebró el año pasado en el Metaverso. En el evento estuvieron presentes los gigantes de la industria de la moda y, aunque ya sus marcas estaban registradas en las clases correspondientes, surgía la necesidad de proteger esas marcas en el Metaverso.

“La clasificación de Niza otorga unas clases para identificar los productos o servicios. Por ejemplo, si voy a comercializar prendas de vestir, lo que hago es registrar mi marca en clase 25 —que me va a identificar prendas de vestir—. Eso se ha venido haciendo en el pasado, pero hoy, cuando ya hablamos del entorno digital, la recomendación sí es extender la protección a ese entorno digital, porque quedaríamos por fuera del mismo. Entonces, ya hablaríamos de registros de esa marca en productos digitales, extendernos a una clase novena o una clase 30, entre otras”, sintetizó.

En conclusión, a pesar de que ya se tenga una marca registrada en la clase correspondiente, la recomendación es extenderla si se planea tener presencia en ecosistemas digitales.