Como ya en varias oportunidades lo han dado a conocer las autoridades, son muchas las estrategias que los delincuentes utilizan para engañar a sus víctimas con el propósito de robarlas a través de las diferentes plataformas en línea existentes, y con las que, entre muchas otras modalidades de estafa, pueden llegar a desocupar cuentas bancarias, hacer compras con las tarjetas de crédito, convencer a las personas a que consignen ciertas cantidades de dinero –supuestamente a fuentes confiables– y robar la información personal y la de los contactos.

La más reciente es la suplantación de las cuentas de WhatsApp, método con el que los delincuentes cometen todo tipo de delitos, entre ellos el hurto de efectivo a los contactos de la persona hackeada.

Ese fue el caso de una mujer de Bogotá que denunció ser víctima de esta modalidad de estafa en la que los delincuentes utilizaron su nombre y número para pedirles dinero a todos sus contactos.

“El usuario del 3125397092 suplantó mi chat, me decía que tenía que cambiar mi número por este; les envió mensajes a más de 200 contactos entre familiares, amigos y compañeros de trabajo, y a varios les pidió dinero a mi nombre”, expresó la mujer citada por El Tiempo.

Según informó, los ciberdelincuentes les dieron a estas personas cuentas de Nequi o DaviPlata para que a través de estos medios de recaudo las victimas les hicieran las consignaciones del dinero solicitado.

“El robo puede superar los cinco millones de pesos. Me parece terrible, yo en ningún momento he cambiado mi número. También han intentado ‘hackear’ mi cuenta de banco”, indicó la víctima que además de señalar que se dio cuenta de lo sucedido el pasado 30 de julio, también hizo un llamado para estar atentos y no caer en esta modalidad de delito.

“Un familiar que es ingeniero de sistemas me alertó y me dijo cómo proceder. Hay que tener mucho cuidado con las suplantaciones”, concluyó la víctima, según cita el mismo medio.

Asimismo, un médico relató a El Tiempo que hace algunos días, también a través de WhatsApp, recibió un saludo muy cordial con nombre propio, lo que no tomó por sorpresa al experto teniendo en cuenta su profesión, y los clientes que atiende por ese medio.

Al validar la conversación notó que se trataba de un hombre llamado Sergio Araújo, nombre que se le hizo familiar debido a que conocía a su familia y por ende no le generó ningún tipo de desconfianza. “Yo conozco a esa familia. A María Consuelo Araújo y a su familia, no somos amigos íntimos, pero sí los reconozco; eso me generó mucha más tranquilidad. Además, ella ha tenido cargos públicos importantes”, indicó.

A diferencia del anterior método de estafa, este delincuente lo que hizo fue decirle que estaba buscando a personas interesadas en comprar dólares a través de un sistema de pago electrónico con sede en Estados Unidos, convenciéndole que realizara la transacción por 920 dólares.

“Yo le dije que sí se los compraba y él me dio el nombre de dos supuestos empleados suyos, sus cédulas y su número de cuenta en Bancolombia. Asumí que había trazabilidad y, lamentablemente, no me generó ninguna sospecha”, indicó al mismo medio.

Sin embargo, luego de notara que el dinero no le había llegado, le notificó esto al delincuente, quien le dijo que iba a validar con el banco lo sucedido, tras mostrarle algunos soportes de los supuestos giros.

“Cuando fui a revisar si me había llegado el dinero, me di cuenta que no había recibido nada. Le pregunto a la persona y esta me manda pantallazos de las transferencias. Luego de un rato me dice que va a llamar el banco al siguiente día y con eso no me quedó nada más que esperar”, indicó el hombre a “El Tiempo”, sin imaginarse que, al otro día, sus cuentas estarían en ceros.

Tras el lamentable hecho, el hombre dio parte a la Policía e indicó que algunos conocidos también le hicieron saber que la misma persona estaba intentando estafar a algunos conocidos.

Bajo ese contexto, las autoridades recomiendan que por ningún motivo se comparta información sensible a través de este servicio de mensajería, mensajes de texto, llamadas y correos electrónicos, así como validar y corroborar de todas las maneras posibles la identidad de los contactos que escriben pidiendo algún tipo de ayuda u ofreciendo algún tipo de producto.