Los computadores, como cualquier dispositivo eléctrico, pueden ocasionar un incendio, si no se manejan adecuadamente.
A continuación, una serie de motivos que pueden generar que aumente el riesgo de una conflagración:
Sobrecalentamiento: los computadores pueden generar mucho calor, especialmente si se usan durante períodos prolongados o si están realizando tareas intensivas como juegos o edición de video. Si el sistema de ventilación está bloqueado o sucio, el calor acumulado podría encender materiales inflamables cercanos.
Cables dañados: Los cables eléctricos y de alimentación que están desgastados, rotos o mal conectados pueden causar chispas, lo que podría encender un fuego si hay materiales inflamables cerca.
Sobrecarga de enchufes: Conectar demasiados dispositivos a una misma toma de corriente o utilizar extensiones y regletas de baja calidad puede sobrecargar el sistema eléctrico, lo que podría provocar un incendio.
Mal funcionamiento de la fuente de alimentación: Las fuentes de alimentación de los computadores son una fuente común de problemas si no funcionan correctamente. Un fallo en la fuente de alimentación podría provocar un cortocircuito o un sobrecalentamiento.
Componentes defectuosos: Los componentes internos del computador, como la placa base o la tarjeta gráfica, pueden fallar y provocar un cortocircuito, lo que a su vez podría generar calor excesivo o chispas.
Polvo acumulado: El polvo que se acumula dentro del computador puede actuar como aislante térmico, causando que los componentes se sobrecalienten. Además, si se produce una chispa dentro del computador, el polvo podría actuar como combustible y facilitar un incendio.
Recomendaciones para evitar que estos aparatos se apaguen solos sin ningún motivo
Revisar el sistema de enfriamiento del computador (en caso de que sea una PC de escritorio) y limpiar los ventiladores y disipadores de polvo, así como evita que las salidas de aire estén obstruidas o bloqueadas por objetos.
Verificar el hardware para identificar si hay un componente defectuoso, es útil realizar pruebas de diagnóstico. Existen diversas herramientas disponibles en línea que permiten verificar el estado de la memoria RAM, la tarjeta gráfica y el disco duro.
Actualizar y escanear el sistema en busca de malware es fundamental para garantizar un funcionamiento estable del computador. Además, es importante contar con un buen software antivirus y realizar escaneos periódicos para detectar y eliminar cualquier amenaza de malware.
Optimizar y reparar el software. Esto puede incluir la actualización de todos los controladores y el sistema operativo, la desinstalación de programas problemáticos y la reparación de errores del sistema utilizando herramientas como el Comprobador de archivos de sistema (SFC) y la herramienta de Diagnóstico de memoria de Windows.