En 2009, apenas se estaba trabajando en el lanzamiento del primer servicio de correo electrónico para empresas basado en la nube. Hasta entonces, cada empresa contaba con una sala de servidores y un equipo de profesionales de TI que ejecutaban sus sistemas de correo electrónico corporativo. Cuando empezó la conversación con las empresas sobre la transición al correo electrónico basado en la nube, los profesionales de TI dieron una docena de razones por las que nunca podrían hacer el cambio: no era lo suficientemente seguro, carecía del rendimiento que necesitaban, o no podía satisfacer sus necesidades funcionales.
Esas dificultades no provenían de verdaderas limitaciones técnicas. La razón por la que no querían pasarse a la nube no fue la tecnología sino la preocupación por el impacto en sus trabajos, la relevancia de sus roles y su identidad profesional. Esta fue una oportunidad para generar seguridad y garantizar que estos profesionales TI tuvieran oportunidades de volver a capacitarse y mejorar sus habilidades en la nube.
Esta tecnología ha sido transformadora, pero su impacto palidecerá en comparación con el de la IA en las personas, los empleos y la sociedad. Por ello las empresas, ya sean públicas o privadas, tienen papeles importantes que desempeñar para garantizar que los beneficios de la IA se extiendan a todos y que nadie se quede atrás.
Comenzar partiendo desde la confianza
La confianza en la tecnología es crucial. Si la IA se utiliza de manera deliberada, no da resultados confiables o perpetúa los sesgos, grandes segmentos de la población no confiarán lo suficiente en la tecnología para usarla o beneficiarse de ella. En este punto es fundamental que las compañías y también las personas, tengan en consideración la seguridad, la privacidad, el cumplimiento y la ética, para darle un uso adecuado.
Cerrar la brecha de habilidades de IA
Con la IA generativa, el ritmo de la innovación es más rápido que cualquier otro cambio tecnológico que haya experimentado. Los trabajadores tecnológicos, podrían quedarse atrás sin un enfoque intencional en la educación y la capacitación.
La necesidad y la oportunidad son demasiado grandes, por ello, hay que aprovechar al máximo los programas de formación que se vienen desarrollando en el mercado para reducir la brecha de habilidades y que la adopción de soluciones tecnológicas sea cada vez más sencilla.
Los beneficios de la IA deberán repercutir por igual en todo el mundo
En enero de 2023, el Foro Económico Mundial informó que la división en IA entre el Norte y el Sur Global se estaba profundizando. Las oportunidades educativas y profesionales deben extenderse más allá del sector tecnológico y ser accesibles para las poblaciones subrepresentadas.
Tomemos como ejemplo el continente africano, que tendrá más jóvenes ingresando a la fuerza laboral para 2035 que el resto del mundo combinado, donde el apoyo a la educación y las oportunidades profesionales resultará en mejores avances tecnológicos y una reducción de las desigualdades.
El impulso sigue creciendo y hoy las organizaciones emplean gran parte de su energía movilizando recursos para abordar el uso de la IA e impactar positivamente cuestiones como los derechos humanos y la acción climática, temas totalmente trascendentales en la actualidad.
No hay duda de que la IA cambiará radicalmente la forma en que vivimos y trabajamos. Es por eso que el llamado es a aprender, todos tenemos el poder de dar forma a esta tecnología transformadora para que funcione de manera responsable y beneficie a todos los que hacemos parte de este planeta.
Por Marcela Perilla, Presidente de SAP para la Región Norte de América Latina y el Caribe