El poder de la inteligencia artificial (IA) toma cade vez más fuerza entre los líderes empresariales y en los gobiernos de los países. Y no es para menos, pues los avances tecnológicos han puesto en jaque a las naciones que no han actualizado su legislación ante las nuevas tendencias. El célebre científico británico Stephen Hawking alertó en 2014 sobre los riesgos de no controlar la inteligencia artificial. En un artículo publicado en el medio The Independent, Hawking aseguró que “el éxito en la creación de IA sería el mayor evento en la historia humana. Desafortunadamente, también podría ser el último, a menos que aprendamos cómo evitar los riesgos”. El científico también advirtió sobre la falta de investigación seria relacionada con el tema hasta ese momento. En 2017 el empresario y fundador de Tesla, Elon Musk, solicitó al gobierno de Estados Unidos reglamentar la IA “antes de que sea demasiado tarde” pues consideró a esta tecnología una “amenaza inminente para la existencia de la humanidad”. Incluso, llegó a afirmar que la IA podría llegar a ser más inteligente que los humanos y que esto desencadenaría una tercera guerra mundial. Recientemente el CEO de Google, Sundar Pichai, llamó la atención sobre la importancia de regular esta tecnología dado su potencial y las posibles consecuencias negativas que podría desencadenar su mal uso. En una columna publicada en Financial Times, Pichai dijo: “la inteligencia artificial es una de las tecnologías más prometedoras con potencial para mejorar miles de millones de vidas, pero la historia está llena de ejemplos que demuestran que las virtudes de la tecnología no están garantizadas”.

Sundar Pichai CEO de Google. Cada día las preocupaciones de estos líderes se hacen más evidentes. La IA ha traído grandes beneficios a nivel global, como la mejora en operación de empresas, la eficiencia en los servicios públicos y avances en herramientas para sectores como la salud, la agroindustria, entre otros. Pero esta tecnología no deja de tener su lado negativo. Algunos expertos han alertado sobre el posible uso de esta tecnología para desarrollar armas autónomas; para manipular la sociedad a través de información presentada en las redes sociales y para invadir la privacidad de los seres humanos. Algunos señalan al respecto el escándalo de Facebook con Cambridge Analytica y las recientes propuestas de la Comisión Europea de prohibir la tecnología de reconocimiento facial en espacios públicos por un periodo de hasta cinco años, con el objetivo de avanzar en el desarrollo de soluciones que mitiguen los riesgos para los ciudadanos. Conocedores también han alertado sobre el poder que tendría esta tecnología para aumentar los niveles de desigualdad en el mundo y el peligro de que una empresa o un país determinados domine la IA. Los expertos asumen que la IA agregaría unos US$15 billones a la economía global para 2030. Según un estudio realizado por Oxford Insights el año pasado, el desarrollo de IA está dominado por economías fuertes y sectores privados innovadores, entre los que están países en Asia, Europa y, claramente, Estados Unidos. Parece que varias naciones tienen el objetivo de pelear por dominar la inteligencia artificial. China busca liderar el avance de esta tecnología en 2030; Emiratos Árabes uno año después; mientras que Estados Unidos tiene el mayor número de multinacionales que ha desarrollado esta tecnología. Al respecto, un estudio realizado por el AI Now Institute, un centro de estudios de la Universidad de Nueva York, alertó sobre la relación de esta tecnología con la desigualdad. “Está claro que en diversos campos y contextos la IA está ampliando las desigualdades, colocando la información y los medios de control en manos de quienes ya tienen poder, al mismo tiempo que despoja a los que no”, afirmó. La regulación de la inteligencia artificial ya ha escalado a organizaciones internacionales como la Ocde, el G-20 y el Foro Económico Mundial. Estas han construído una serie de principios que hagan transparentes los sistemas de IA. Así quedará en manos de los gobernantes legislar en favor de los usuarios y evitar que en un solo lugar quede el control del poder de esta tecnología. Otras posturas Empresas como IBM y Microsoft también han aportado a la discusión. "La IA ya está disponible para todos. Su mejora y adopción a gran escala, de manera ética y transparente, está en manos de organizaciones y gobiernos que deben trabajar juntos para encontrar el equilibrio entre la autorregulación y la regulación que contribuya a disminuir los impactos negativos de esta tecnología, sin eclipsar su potencial transformador y positivo", afirmó Catalina Rengifo, líder de asuntos gubernamentales de IBM para Colombia, Venezuela y la región caribe. Por su parte, el gerente general de Microsoft Colombia, Marco Casarin, señaló que "con los principios rectores adecuados, la tecnología inteligente tiene el potencial de cambiar no solo a las empresas para bien, sino también a la sociedad. Sin embargo, es necesario establecer regulaciones que garanticen que los principios de la justicia, igualdad, seguridad, transparencia, responsabilidad y privacidad. Una tarea de constante revisión".