El uso que las personas le den a las diferentes herramientas de inteligencia artificial depende de cada quien y de sus profesiones u oficios, aunque muchas veces simplemente hacen parte de las rutinas de ocio y entretenimiento.
Es aquí donde entran los estudiantes, que han encontrado en plataformas como ChatGPT una solución para poder realizar sus tareas y trabajos; sin embargo, los profesores se encuentran en una encrucijada en la que no saben cómo actuar, pues si bien los alumnos están cumpliendo con sus deberes y están obteniendo calificaciones muy buenas, creen que están haciendo trampa y no están aprendiendo lo suficiente debido a que esta herramienta ofrece soluciones sin el más mínimo esfuerzo.
Este poderoso boot creado pro OpenAI se ha convertido en un dolor de cabeza, ya que las respuestas que entrega están basadas en toda la información indexada en internet; además, tiene la capacidad de aprender, con el paso de los días, los intereses de quienes la consultan y las respuestas más solicitadas por los usuarios.
Los docentes han encontrado trabajos en los que no es posible detectar si fueron escritos por un alumno o por una inteligencia artificial, pues con solo suministrar unos datos, ChatGPT, en cuestión de segundos, es capaz de entregar una solución a la indicación entregada por quienes lo utilizaron.
“Los profesores estamos fascinados con esta nueva IA y preocupados al mismo tiempo. (...) Nos damos cuenta de las posibilidades que se nos abren, pero también de los riesgos que entraña”, señaló Ester Robles, profesora del instituto IES Vicens Vives, al medio La Vanguardia.
“El texto estaba bien redactado, contenía las ideas principales, bien ordenadas, con una valoración adecuada. Era casi indistinguible respecto a lo que hubiera redactado un buen alumno”, dijo la maestra, luego de solicitar a sus alumnos un resumen escrito de la charla que entregó el fundador de la compañía Open Arms.
Para solucionar este problema, la maestra ha optado por pedir que los textos que solicita en su asignatura sean elaborados durante el tiempo de clase, esto para frenar el uso de estas plataformas de inteligencia artificial con fines fraudulentos y de plagio.
Otra de las estrategias optadas para que los estudiantes aprendan y no recurran a copiar y pegar lo que este boot arroja a sus consultas las están poniendo en práctica algunas universidades de Australia; según el medio The Guardian en este país están recurriendo a la estrategia del pasado cuando las tareas, debían ser escritas a mano. Por su parte, en Nueva York han prohibido el uso de esta herramienta en las escuelas y en la región de Cataluña, en España, la solución va enfocada a enseñar a los estudiantes sobre un uso responsable de ChatGPT.
ChatGPT sigue amenazando profesiones, esta vez en Hollywood
Mientras los guionistas de Hollywood siguen exigiendo mejores condiciones laborales y un salario más justo por su trabajo, apareció una posibilidad que podría afectar el futuro de la industria y que dejaría en la cuerda floja a los escritores de películas, series y otros programas.
En medio de esta disputa, la inteligencia artificial ha entrado al ruedo y ha puesto en alerta a los guionistas, quienes además de buscar un mejor ingreso, también intentar regular el papel de esta tecnología para que su trabajo sea respetado y bien valorado por las compañías y las productoras cinematográficas.
La polémica se ha incrementado desde hace algunas semanas, según el portal Above the Line, cuando las compañías de streaming y algunos estudios comenzaron a contemplar la idea de incluir al poderoso ChatGPT en su nómina para que esta herramienta sea la encargada de escribir los guiones basándose en libros y obras de dominio público.
Esta parece ser una de las salidas que contempla la industria en medio de la huelga indefinida decretada por el sindicato de guionistas de cine y televisión, medida que naturalmente fue rechazada por el Gremio de Escritores de Estados Unidos (WGA), quienes se vería relegados por estos bots a un segundo lugar, el de correctores, labor que aseguran, no están dispuestos a cumplir.
John August, miembro de esta organización, aseguró que los guionistas no estarían dispuestos a corregir el trabajo de una máquina, pues con esta medida, aseguran, sus sueldos se verían impactados y afectados.