La carrera espacial sigue su rumbo y las nuevas tecnologías siguen aportando al desarrollo de las diferentes compañías que buscan llegar al espacio exterior y conquistar la luna o algún planeta.
Un ejemplo claro de esto es Space X, compañía de Elon Muks que le ha dado una nueva cara a los viajes espaciales al ofrecer viajes turísticos alrededor de la Tierra y de la Luna, aprovechando los más recientes desarrollos de su compañía, los cuales han permitido dar este nuevo paso de cara a lo que será el turismo en el espacio.
Dejando atrás este reto, vale la pena enfocarse en lo que pretendía lograr Relativity Space en su más reciente intento por poner en órbita uno de sus cohetes. Lo que llama la atención es que las piezas de esta nave fueron fabricadas con impresoras 3D, un hito en la industria espacial.
Se trata del Terran 1, artefacto que despegó desde la base de la Nasa en Cabo Cañaveral y que alcanzó a superar el Max-Q, el que según los expertos es el punto máximo de tensión aerodinámica del vuelo. Así mismo, logró llegar al espacio exterior, algo que muchos consideraban imposible, debido a la procedencia de sus partes.
La mala noticia llegó cuando este artefacto intentó entrar en órbita, pues el motor diseñado para esta fase de su viaje presentó fallas que le impidieron lograr ese objetivo.
La startup Relativity Space está situada en California y buscaba, con su primer viaje, romper tres récords: ser la primera empresa privada en poner en órbita una de sus naves en su primer intento, llevar por primera vez a órbita un cohete impulsado por metano y que el Terran 1 fuera la primera nave impresa en 3D en llegar al espacio.
Finalmente, y luego del intento, la compañía solo pudo conseguir su tercer objetivo; sin embargo, logró que el cohete alcanzara los 130 kilómetros de altura y estuvo a muy poco de entrar en órbita, de no ser por la falta de velocidad provocada por el daño en uno de sus motores, un hecho histórico para la industria espacial, al demostrar que una nave impresa con esta tecnología puede llegar al espacio.
Luego del experimento, se conoció que los nueve motores Aeon destinados para la primera etapa del lanzamiento funcionaron a la perfección, lo que también significa una victoria, pues utilizan metano, un tipo de combustible más denso y más limpio que también es utilizado por otras compañías como Space X, pero que no han podido llevar sus naves impulsadas por este elemento al espacio.
Este hecho marca un antes y un después en la industria de las impresiones en 3D, pues el Terran 1, que pesa 9,3 toneladas, está compuesto, en un 85 %, con piezas impresas con esta tecnología y que utiliza una máquina llamada Stargate cuyas dimensiones son enormes y que se encarga de imprimir cada una de las piezas metálicas, incluidas las incorporadas en sus motores.
Este hito le permite a la compañía Relativity Space avanzar en su objetivo y pensar en lo que será el Terran R, cohete que también será impreso en 3D y que se propone igualar al Falcon 9 de Elon Musk, el cohete más grande nunca antes fabricado y el cual también será reutilizable.
Relativity Space es una empresa creada por Ellis y Jordan Noone, dos exingenieros de Blue Origin, empresa espacial del magnate Jeff Bezos, y su visión hacia la industria de las impresiones 3D les permiten fabricar mucho más rápido sus naves y cambiar los diseños sin la necesidad de modificar la maquinaria que los hace realidad, dos ventajas grandísimas en medio de esta industria que avanza a pasos agigantados.