Por encima del dinero y los bienes, en el mundo contemporáneo los datos y la información personal se abren camino como unos de los bienes más codiciados tanto por compañías internacionales como por delincuentes.
Esto debido a que, al interactuar a diario con computadores y teléfonos celulares, millones de personas permiten que se recopile, almacene y analice su “huella digital”, pese a que muchos realmente no sean conscientes del alcance total de permitir este tipo de invasión a la privacidad en la vida cotidiana.
Así lo advierte Carissa Véliz, profesora de Oxford y experta en privacidad y protección de datos, que en una dura columna de opinión publicada en el Daily Mail de Inglaterra analiza los peligros de regalar nuestros datos a diario.
La especialista hace un recuento de las acciones que, a pesar de estar normalizadas hoy en día, permiten que empresas e incluso personas inescrupulosas, vigilen sus pasos vía internet.
“¿Qué es lo primero que haces cuando te despiertas? Probablemente revises tu teléfono. Al hacer eso, estás informando a una gran cantidad de cuerpos ocupados: el fabricante de tu teléfono inteligente, los desarrolladores de aplicaciones y tu compañía móvil, así como a las agencias de inteligencia sobre temas como a qué hora te despiertas, dónde has estado durmiendo y con quién compartes la cama, siempre que mantengas tu teléfono cerca”, explica Véliz.
La académica dice también que esta situación se repite constantemente, como al hacer una simple búsqueda en Google, usar un reloj inteligente, escribir un post en redes sociales o, en ocasiones, simplemente salir a la calle.
Además, indica que “si tuvieras tiempo de leer las políticas de privacidad de los productos que compras también habrías notado que recogen y registran tus palabras habladas y las compañías se reservan el derecho de transmitirlas a otras organizaciones”.
Esto es lo que Véliz denomina “capitalismo de vigilancia”, una era en la que los gobiernos y las compañías “saben más que nunca sobre los ciudadanos. La Stasi solo logró tener archivos sobre un tercio de la población de Alemania Oriental, pero hoy las agencias de inteligencia tienen mucha más información sobre todos nosotros”.
Lo peor, dice, es que esto ocurre porque “estamos dispuestos, aunque involuntariamente, a darles nuestra información”.
Sobre el modo de operar de empresas digitales, la docente e investigadora recuerda que en el año 2010 Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, “sugirió que la privacidad ya no era ‘una norma social’, que habíamos ‘evolucionado’ más allá de ella debido a la cantidad de información que compartíamos libremente en línea”.
Por eso, Véliz advierte que Facebook y otras plataformas “pueden parecer una red social en la superficie, pero su verdadero negocio es el comercio de influencia a través de datos personales. Quiere saber quiénes somos, qué pensamos y qué nos molesta. Quiere predecir e influir en nuestro comportamiento. Y armados con esto, venden a los anunciantes acceso a su atención”.
La experta llama la atención también en el hecho de que “las violaciones” de Facebook al derecho de sus usuarios a la privacidad “no están cerca de detenerse y no es de extrañar que un informe parlamentario británico haya sugerido que Facebook se comporta como un ‘gánster digital’ en los últimos años”.
Otro ejemplo de captación masiva de datos personales para el negocio digital es Google que, si bien inició en 1996 como un simple buscador de páginas web, en pocos años se convirtió en una de las empresas más sólidas y ricas del mundo.
“Cómo lo hicieron? Mediante el uso de datos personales de sus usuarios para vender anuncios: pocos enlaces patrocinados en y alrededor de sus clasificaciones de búsqueda. A medida que los usuarios buscaban lo que deseaban, temían o tenían curiosidad, Google recopiló océanos de datos sobre ellos”, añade.
Con eso en mente, la investigadora entregó algunas recomendaciones para evitar que datos e información personal se recopilen en internet sin su consentimiento:
“Considere cuidadosamente lo que comparte en línea, particularmente si se trata de sus hijos. Asegúrese de que su configuración de privacidad en los sitios de redes sociales sea lo más alta posible. Nunca haga clic en el botón ‘aceptar cookies’ en un sitio web, elija dispositivos que no se conecten a Internet si puede y use contraseñas seguras”, escribió.