“Reconocimiento facial en aeropuertos, ¿una medida que brinda mayor seguridad al país o que viola la privacidad de cada ciudadano?”, fue la pregunta que dejó el comunicado de la agencia gubernamental para aduanas y protección fronteriza de Estados Unidos.
El gobierno de ese país aseguró que este programa brindará una experiencia con mayor “seguridad”, sin necesidad de realizar contacto con agentes externos; al mismo tiempo, cumple con la orden de registrar biométricamente la entrada y salida de extranjeros, pero varios grupos defensores de derechos civiles advierten que el programa trata de una invasión a la privacidad y aseguran que viola la constitución.
La agencia gubernamental afirmó mediante un comunicado que Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) completaron el despliegue de la tecnología de reconocimiento facial en todos los aeropuertos internacionales de Estados Unidos.
Este proceso cuenta con más del 98 % de precisión de los casos, pese a que no es de estricto uso para los ciudadanos estadounidenses, sí están siendo rigurosos con los visitantes extranjeros, informó CBP. El avance en esta tecnología facilita a los funcionarios de aduanas automatizar el proceso de revisión sobre los documentos necesarios para la entrada a ese país desde el exterior.
Además, es posible que los pasajeros que regresan a los Estados Unidos no necesariamente deban diligenciar el registro sus huellas dactilares al momento del ingreso, ya que la identidad de los mismos se puede confirmar a través del reconocimiento facial biométrico. Por lo tanto, al ingresar, el turista debe tomar una foto en el punto de llegada, que se comparará algorítmicamente con una foto de pasaporte o visa.
Diane Sabatino, oficial de reconocimiento facial de CBP afirmó en el comunicado: “El uso del reconocimiento facial para verificar la identidad acerca a los viajeros a un proceso verdaderamente seguro y sin contacto y simplifica los viajes”.
Desde que fue planeado, en respuesta a lo sucedido en Washington por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el programa ha sido objeto de fuertes críticas por parte de políticos y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), quienes alegan intromisión indebida del gobierno en la privacidad de las personas.
El temor en el programa no disminuye, la confianza tampoco aumenta, el diario ‘Los Angeles Times’ reportó en agosto de 2019, con base a un informe de la “ACLU” (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles), que el software de reconocimiento facial manejado por la CBP confundió a 1 de cada 5 legisladores de California con criminales.
Tras el reporte presentado, el legislador demócrata por California, Phill Ting, presentó un proyecto de ley para prohibir el uso del software, pero la iniciativa no tuvo suficiente apoyo bipartidista en ambas cámaras del Congreso.
Cuatro meses más tarde del reporte presentado por la “ACLU”, la CBP anunció que el programa se implementaría a nivel nacional, advirtiendo que los ciudadanos estadounidenses no serían obligados a ser fotografiados.
La ACLU, sin embargo, refutó la afirmación oficial y aseguró que en los puertos de entrada al país los ciudadanos estadounidenses también estaban siendo sometidos al programa, reiteró que la tecnología de reconocimiento facial “no funciona bien”, y que “sería una pesadilla para las libertades civiles y la privacidad”.
El grupo de derechos civiles indicó además que, a pesar de las críticas y advertencias, “eso no impide que la (entonces) Administración Trump siga adelante con sus peligrosos planes para expandir el uso de la tecnología en los aeropuertos de Estados Unidos y otros puertos de entrada”, según publicó Univisión.
Un año y medio más tarde, bajo el gobierno del presidente demócrata Joe Biden, el CBP anunció que el programa estaba “completado” y en funcionamiento en todos los aeropuertos internacionales de los Estados Unidos de América.