Reed Hastings es un revolucionario de la tecnología. Hace casi 20 años tuvo una idea que hoy lo ha llevado a construir una empresa con más de 2.000 empleados y una fortuna superior a los 1.600 millones de dólares, según calcula Forbes. “En 1997 –junto a Marc Randolph– empezamos prestando el servicio de alquiler de DVD por servicio de correo. Queríamos ser una especie de combinación entre Amazon y Blockbuster”, le dijo a Semana.com este jueves en su visita a Bogotá. Hoy Blockbuster no existe y Netflix tiene cerca de 70 millones de suscriptores alrededor del mundo. Por lo visto, Hastings, sin exagerar, impuso el nuevo mercado de la televisión. En el 2007 migraron hacia el servicio de streaming. “Aún era muy lento y solo estábamos en Estados Unidos. En el 2010 y 2011 extendimos el servicio a Canadá y Latinoamérica”. Este año entraron a Japón, España, Italia y Portugal. Hastings, de 55 años, habla con calma, brevedad y claridad. Es matemático de profesión e hizo un posgrado en inteligencia artificial en la Universidad de Stanford. Una de las claves de Netflix ha sido el estudio de los gustos de los usuarios. Tienen cientos de empleados que trabajan en ‘big data’, es decir, “en la información que nuestros usuarios entregan a la plataforma, de sus gustos, formas de ver televisión, etc., con la que se crean propuestas de contenidos que pueden funcionar por país o audiencias”. Así logran atrapar nuevas audiencias y mantener a las que ya están. El fuerte seguirán siendo las películas y las series. No tienen planes actuales de incluir contenidos periodísticos, aunque sí se anunció que 'experimentarán' con un talk-show. Netflix ya tiene presencia en más de 60 países pero seguirá expandiéndose. “Nuestro mayor desafío es llegar a nuevos países con contenido de calidad. Para España esperamos durante cuatro años porque teníamos que licenciar el contenido y los contenidos de los proveedores actuales son exclusivos, entonces nos bloquean. De manera que tenemos que competir por los derechos y eso cuesta mucho dinero”. El año entrante esperamos llegar a varios más países. Señaló que, “sin duda, China es el país con más barreras para permitir el acceso de Netflix”. Frente al futuro del cine y la televisión, Hastings no es apocalíptico. “Es algo similar a la cocina. Todos podemos cocinar en casa, pero de vez en cuando saldremos a un restaurante. Lo mismo pasa con las salas de cine: podremos ver películas en la casa pero es una experiencia distinta ir a cine”. Sin embargo, Hastings cree que en un futuro cercano las televisiones ofrecerán contenido personalizado a cada usuario y habrá una especie de tabletas gigantes que funcionarán como los celulares, con sistemas operativos Android e iOS. 2° temporada de 'Narcos' y nuevas series hechas en Colombia Frente a Narcos, la nueva serie original de Netflix, Hastings visitó esta semana el set en Bogotá en el que se está grabando la segunda temporada y señaló que seguirán haciendo producciones en el país, pero que “las próximas historias de Colombia no serán sobre tráfico de drogas”. Próximamente lanzarán una serie de cuatro documentales en coproducción con RCN. Asimismo, informó que en los próximos días estarán disponibles en tiendas del país unas tarjetas prepago para sucribirse a Netflix por pocos días sin necesidad de usar tarjeta de crédito. Impuestos y competencias “Hemos cumplido con todas las leyes. Queremos que internet sea abierto a todo el mundo y que no haya barreras”, dijo Hastings frente a las preguntas sobre el pago de impuestos. Sin embargo, la teoría de Hastings de “cumplir todas las leyes” comienza a debatirse en los países donde irrumpieron sin aviso. En Colombia, por ejemplo, ya se presentó a consideración un proyecto de ley para regular este servicio y equiparar las condiciones con los competidores. El debate sobre si Netflix debe pagar impuestos apenas comienza. Recientemente, DirecTV, ETB y Claro reclamaron a las autoridades de ANTV por los complejos procesos de reportes que tienen que cumplir mientras empresas como Netflix ni siquiera pagan impuestos en los países donde tienen presencia, a excepción de Estados Unidos. Sin embargo, los gobiernos en el mundo están concentrados en encontrar fórmulas para poder encajar estas plataformas en legislaciones que fueron pensadas en la era preinternet. Todo está por definirse.