En Irlanda, una joven denunció a Facebook por permitir que un hombre difundiera fotos de ella desnuda cuando apenas tenía 14 años. A pesar de las argucias legales que trató de imponer la red, un juez abrió el caso y dictará sentencia en contra del agresor y la propia plataforma.Este hecho, que es noticia en toda Europa, abrió un profundo debate sobre el grado de responsabilidad que tienen las plataformas sociales cuando ocurren casos de ciberacoso, matoneo o extorsión. Las posiciones son extremas y muchas veces dogmáticas.Por un lado, quienes aseguran que Facebook o Twitter se han quedado cortos a la hora de controlar los ciberataques, explican que estás redes tienen algoritmos muy poderosos para vender publicidad personalizada, pero se quedan sin respuestas técnicas cuando se denuncia una foto inapropiada o una persecución desde un perfil falso.Le recomendamos: ¿Abuso de confianza? Los datos que comparte Facebook de su vida íntimaActualmente, si un usuario considera que derechos como el de privacidad o buen nombre están siendo vulnerados en Facebook debe diligenciar una especie de denuncia. Y es un robot quién determina si existen razones para borrar o censurar cuentas y contenidos. El proceso, que no es expedito, ni fácil de completar, se queda corto y de parte de las plataformas no existe un procedimiento de prevención.Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, vive en el ojo del huracán por frases desafortunadas respecto a estos temas. Recientemente se disculpó por lo ocurrido en Irlanda afirmando que "es muy complicado controlar las publicaciones de miles de millones de usuarios" y reiteró que para eso tienen algoritmos que hacen "la mejor tarea posible". Sin embargo, el esfuerzo no es suficiente y el ciberacoso tomó proporciones de enfermedad mundial y los suicidios aumentan exponencialmente, sobre todo en países desarrollados.La defensaPor otro lado, quienes defienden el uso de las plataformas sociales con plenas libertades sostienen el argumento de que "la herramienta es neutral, quien la usa mal es el usuario". Cuestionan, además, que "si una amenaza llega por telegrama ¿el culpable sería la oficina de correos?".La discusión es compleja. Y el problema es que se están perdiendo vidas por el virus del ciberacoso. Es cierto que redes como Facebook y Twitter invierten fondos para enfrentar a los acosadores y delincuentes que se mueven como pirañas por sus plataformas, pero con tanta disrupción no han inventado una herramienta efectiva para que los delincuentes sean visibles y reciban el castigo que merecen.Podría leer: ¿Por qué Whastapp quiere compartir su número de teléfono con Facebook y cómo evitarlo?Por otra parte, no se puede olvidar el grado de responsabilidad de los usuarios. Es muy común que los casos de ciberacoso nazcan por excesos de confianza en las redes o por ignorancia. Ante esto, sólo existe el antídoto de la educación temprana y el acompañamiento.También es innegable que Facebook, Twitter o Instagram se han movido muy bien en los ámbitos legales de buena parte del planeta, por lo que hasta ahora han salido casi que sin mancha de una realidad abominable que están en mora de combatir con mayor eficiencia, ya que cuentan con la capacidad económica y tecnológica para afrontar de frente el acoso cibernético. Por ahora, la única consecuencia tangible es que más y más usuarios están cerrando sus cuentas para evitar convertirse en víctima de algo que puede causar daños insospechados.La justicia en Europa puede sentar un precedente histórico. En caso de que sancionen a Facebook por complicidad con un acosador cibernético, el mapa de las redes sociales podrá cambiar en favor de los usuarios.