El avance de la tecnología ha afectado directamente al servicio de la movilidad, lo que ha llevado a la creación de aplicaciones para permitirle a la ciudadanía poder elegir entre los taxis de servicio público o entre los vehículos de empresas como Uber, InDriver o Cabify, entre otras.
Asimismo, los problemas de inseguridad y el abuso por parte de algunos conductores a la hora de cobrar por sus servicios ha hecho que miles de usuarios prefieran acudir a las plataformas antes de salir a las calles a tomar un taxi.
Esta migración ha sido el detonante del enfrentamiento entre taxistas y conductores de carros particulares que trabajan para las plataformas, pelea que ha escalado, no solo en Colombia sino en otros países del mundo, hasta instancias gubernamentales, las cuales han quedado entre la espada y la pared al no poder prohibir el uso de aplicaciones, pero al tener que regular la prestación del servicio en vehículos que no están autorizados.
Mientras las diferencias entre los sectores se radicaliza aún más, la tecnología no descansa y sigue avanzando, a tal punto que en San Francisco, Estados Unidos, ya están disponibles los robotaxis, vehículos sin conductor que son competencia al sistema tradicional y a los vehículos de plataformas como Uber o Lyft que están autorizadas en esa ciudad del país del norte.
Pese a esto, no es del todo una tecnología que haga sentir plenamente tranquilos a los pasajeros, pues diferentes testimonios han señalado que, en ocasiones, más usual de lo que parece, los vehículos se detienen en medio de la carretera, obstaculizando el tráfico y poniendo en riesgo a los ocupantes.
Este problema se suma a las dudas que hay sobre el manejo de los datos y la información personal por parte de las empresas que operan estos vehículos, algo que sigue sin regular y que, por ahora, está en el aire.
Estos motivos han llevado a diferentes medios que han decidido probar los robotaxis a preguntarse sobre las medidas que pretenden tomar las autoridades frente a este servicio, el cual está bajo la responsabilidad de las compañías Cruise y Waymo y que tiene en jaque tanto a las plataformas autorizadas y como al servicio público de transporte de la ciudad.
Actualmente, lo más parecido que se encuentra en operación es el sistema de conducción autónomo de Tesla, el Autopilot, el cual, pese a anunciarse como una solución a la movilidad, ha sido protagonista de varios accidentes graves, por lo que se encuentra bajo la lupa de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico de Carreteras y del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Por ahora, lo que se conoce es que son varias las diferencias entre los robotaxis y los vehículos de conducción autónoma, además, el servicio está delimitado a zonas específicas donde su entrenamiento ha sido bastante estricto; frente a sus recorridos y la calidad del servicio, ambos son monitoreados y los carros pueden ser retirados de la carretera de inmediato si se presentan inconvenientes por el clima o por otra situación que amerite esta acción.
Por ahora la preocupación de las autoridades de San Francisco radica en que el servicio ha resultado ser muy económico, lo que llevaría a la ciudadanía a volcarse a esta nueva oferta antes de preferir sistemas como el metro, lo que congestionaría mucho más las calles de la ciudad, algo que evidentemente no es beneficioso para este importante destino turístico de Estados Unidos.
Finalmente, el otro problema es para las autoridades, pues deberán encontrar la forma de regular este servicio para evitar el malestar de los conductores de taxi y de los afiliados a las diferentes aplicaciones de movilidad autorizadas en esa ciudad.