Dos universos paralelos coexisten en Rusia: los medios tradicionales como la televisión, controlados por el Kremlin, e Internet, donde resuenan las protestas contra unas autoridades que intentan ahora contener y reemplazar las plataformas consideradas peligrosas.

“¡Soy estadounidense!”, exclama en inglés una joven rusa “Neurolera” en la plataforma china TikTok mientras práctica su acento. En su corto video, explica cómo hacerse pasar por turista para evitar un arresto durante las manifestaciones previstas este sábado en apoyo al opositor Alexéi Navalni.

Estos extravagantes consejos cuentan con más de medio millón de reproducciones, mientras que los múltiples llamados a manifestarse suman por su parte cientos de miles de vistas en esta plataforma, popular entre los adolescentes.

Otro ejemplo claro es la investigación difundida por Navalni, en la que acusa al presidente ruso Vladímir Putin de beneficiarse de un fastuoso palacio a orillas del mar Negro. El video se vio más de 60 millones de veces en YouTube entre martes y viernes.

YouTube se convirtió en la plataforma preferida de muchos jóvenes rusos para informarse. Los videos de estrellas de la web como Yuri Dud, reputado por sus impactantes documentales, o de Alexéi Navalni, tienen cada vez más éxito.

Como respuesta, en estos últimos años, las autoridades comenzaron a apretar las tuercas al Internet ruso (“runet”) en nombre de la lucha contra el extremismo, el terrorismo y la protección de los menores.

Los detractores de la Rusia de Putin ven en estos conceptos vagos un intento de censura.

Rusia se dotó en 2019 de una ley para desarrollar un Internet soberano. Las autoridades desmienten querer construir una red nacional bajo control, como existe en China, pero es exactamente lo que temen oenegés y opositores.

Multas y fracasos

El supervisor ruso de las telecomunicaciones Roskomnadzor reaccionó este semana a la ola de contenidos pro-Navalni amenazando a las redes sociales con multas en nombre de la protección de los menores de 18 años.

La víspera de la manifestación, indicó que TikTok suprimió “el 38 % de las informaciones que implican a menores en acciones ilegales peligrosas”, VKontakte –el Facebook ruso– el 50 %, Instagram el 17 % y YouTube el 50 %.

Por su parte, Facebook, que posee Instagram, afirmó que no se plegó a las exigencias de las autoridades.

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“Como este contenido no va contra los estándares de la comunidad, continúa en nuestra plataforma”, declaró a la AFP el viernes por la noche una vocera de Facebook.

La multa, para las plataformas que no respetan la ley, puede alcanzar los 4 millones de rublos (53.120 dólares al cambio actual), según Roskomnadzor.

Rusia bloqueó ya, con mayor o menor éxito, muchos sitios web opositores o que rechazaron cooperar con las autoridades, como la red social LinkedIn.

Pero prohibir por completo YouTube, que pertenece a Google, parece más complicado.

“Roskomnadzor no tiene muchos fondos”, afirma Artiom Kozliuk, director de la asociación de defensa de las libertades digitales Roskomsvoboda, que considera “difícil hacer presión sobre las redes sociales occidentales”.

Rivales locales

En el caso de TikTok, si la proximidad con China podría facilitar la tarea, Moscú se enfrenta a su desconocimiento sobre esta red social popular entre los más jóvenes.

La cadena estatal RT informaba el miércoles que se propondrán cursos a los funcionarios sobre el argot de los adolescentes y las aplicaciones como TikTok.

El año pasado, Rusia ya fracasó en su intento de prohibir el sistema de mensajería cifrada Telegram, tras años de infructuosas tentativas de bloquearlo.

Las autoridades ambicionan así crear rivales locales, como “RuTube”, una plataforma que presenta videos cuyos contenidos tienen el visto bueno gubernamental y que pertenece a Gazprom-Media, controlado por el gigante gasístico ruso.

Hasta ahora, el sitio no eclipsa a YouTube.

Pero Gazprom-Media, dirigida ahora por Alexandre Jarov, exjefe de Roskomnadzor, anunció que de 2021 a 2022 modernizaría RuTube y lanzaría un “TikTok ruso” con el apoyo de la fundación Innopraktika, dirigida por Katerina Tijonova, la presunta hija de Putin.

Pero, según Artiom Kozliuk, tras más de veinte años de Internet libre, estos esfuerzos llegan demasiado tarde. Las autoridades “perdieron su oportunidad”, asegura.

*Con información de la AFP.