A lo largo de la historia, se ha creído que la clave para convertirse en millonario está en tener una inteligencia excepcional, talento sobresaliente o habilidades únicas. Esta visión, respaldada por la idea popular de que hay un genio detrás de cada persona considerada como exitosa, ha sido puesta en duda, razón por la cual, se han realizado algunas investigaciones con el fin de hacer un análisis entre el comportamiento económico y la riqueza de las personas.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en colaboración con la Universidad de Michigan, concluyó que el factor determinante para convertirse en millonario no es necesariamente la inteligencia, sino el comportamiento financiero y los hábitos personales.
En 2019, un equipo de investigadores liderado por el profesor de psicología económica, Dr. John W. Horgan, en colaboración con la Universidad de Michigan, publicó un estudio titulado “Patrones de Comportamiento y Hábitos Financieros en Individuos de Alto Estatus Económico”.
El objetivo del estudio era identificar las verdaderas causas detrás de la acumulación de riqueza, sin caer en los estereotipos tradicionales de que solo los “más inteligentes” alcanzan el éxito financiero. En lugar de centrarse en el coeficiente intelectual o en características personales excepcionales, los investigadores querían descubrir qué hábitos y comportamientos diferenciaban a las personas millonarias de aquellas que no lo son.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores analizaron a un grupo de 3,000 personas a lo largo de cinco años, clasificándolas en función de su riqueza neta. Se consideró que un “millonario” en el estudio era una persona con un patrimonio neto superior a 1 millón de dólares. Se utilizó una combinación de entrevistas personales, cuestionarios sobre hábitos financieros, análisis de su comportamiento de inversión, actitudes hacia el dinero y su entorno social.
Hallazgos clave del estudio
A pesar de que muchas de las personas entrevistadas habían tenido acceso a educación universitaria, no existió una correlación significativa entre un alto nivel educativo o un CI excepcional y el estatus de millonario.
Además, los investigadores descubrieron que, en promedio, las personas con altos patrimonios netos no eran necesariamente más inteligentes que las personas con un patrimonio modesto. Lo que realmente diferenciaba a los millonarios de otros grupos era su mentalidad financiera y sus hábitos cotidianos.
1. La mentalidad de crecimiento: Uno de los hallazgos más importantes del estudio fue que aquellos que lograron acumular riqueza mostraban una disposición a aprender, mejorar y adaptarse a nuevas circunstancias. Esta mentalidad no se limitaba solo al conocimiento académico o profesional, sino que se extendía a la gestión de su dinero y las decisiones financieras.
2. Hábitos de ahorro e inversión prudente: El estudio también destacó que las personas con grandes patrimonios no gastaban su dinero de manera impulsiva, como a menudo se cree. En lugar de derrochar en bienes de consumo, los millonarios eran extremadamente cuidadosos con su dinero.
3. La importancia del entorno social: Otro hallazgo significativo del estudio fue el papel del entorno social y las redes. Los millonarios no solo se rodeaban de personas con un estatus económico similar al suyo, sino que también eran activos en la creación de redes de contactos que les brindaban oportunidades.
4. El control emocional y la toma de decisiones: Finalmente, el estudio también descubrió que los millonarios tienen una capacidad notable para controlar sus emociones y tomar decisiones racionales, incluso en situaciones de estrés financiero.
Se llegó a la conclusión de que las personas con alto patrimonio demostraron una habilidad sobresaliente para mantener la calma en momentos de incertidumbre económica y tomar decisiones informadas en lugar de reaccionar de manera impulsiva.