Zahida Ramos es empleada de tiempo completo de la Cámara de Comercio de Bogotá. Allí trabaja en el área de diseño gráfico y para llegar a la oficina debe tomar el transporte público desde su casa en la calle 153, al norte de la ciudad, hasta la sede de la Cámara en la calle 26 con avenida 68. Alrededor de 90 minutos en la congestionada mañana bogotana y un poco más al regreso en la tarde. Pero no todos los días. Ella teletrabaja los miércoles y los jueves, gracias a un acuerdo con la empresa suscrito el año pasado, y su vida –lo dice transpirando alegría– cambió desde entonces. Hay 150 compañeros suyos que también migraron a la modalidad de trabajar en casa durante dos o tres días cada semana. Sus jefes están felices. “La productividad de estos empleados aumentó 99 por ciento, según nuestras mediciones a junio de 2016”, informa Melissa Shutt, gerente de Recursos Humanos.Para el gobierno, el teletrabajo es un asunto estratégico. Incrementa la productividad en al menos el 47 por ciento; mejora la calidad de vida y la satisfacción de los trabajadores en 33 por ciento; permite incluir a sectores de población tradicionalmente marginados del mundo laboral formal – como discapacitados y reclusos, por ejemplo– y especialmente contribuye a la salud ambiental de las ciudades y a reducir el alarmante problema de la movilidad. “Si lográramos que la mitad de los bogotanos trabajen dos o tres días a la semana durante un año, reduciríamos la huella de carbono equivalente a 25.200 hectáreas de bosque, más o menos 223 veces el parque Simón Bolívar”, explica Adriana Correa, directora de apropiación de tecnologías de comunicación del Ministerio de TIC. No es una moda. Un estudio de Citrix encontró que en nuestro país el 69 por ciento de las empresas se considera móvil en alguna medida, esto es, que tiene capacidad para que sus empleados –al menos algunos de ellos– accedan a la información corporativa desde cualquier lugar. “La tecnología actual permite entregarle a cualquier empleado las aplicaciones para que realice el trabajo de oficina desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo”, sostiene Juan Pablo Villegas, gerente de Citrix en Colombia.Villegas insiste en que casi cualquier puesto de trabajo puede ser “movilizado”, es decir, migrado a plataformas para trabajar lejos de la oficina. En el computador de la casa o en una tableta, el empleado tiene acceso a un “escritorio virtual” instalado por la compañía, en el que encuentra las mismas herramientas que hallaría en su oficina, por supuesto con las debidas capas de seguridad en el acceso para proteger la información de la empresa. En el Pacto de Teletrabajo de MinTIC figuran compañías como Bancolombia, Nutresa, Argos y todas las grandes multinacionales, como Microsoft y Google, entre otras. En el sector público se destacan la Alcaldía de Medellín, Planeación Nacional, el IDU de Bogotá y algunos ministerios. Las empresas vinculadas al pacto han enviado a trabajar desde casa a 95.439 empleados. Es poco todavía para el tamaño de la economía colombiana, pero las estadísticas se refieren solo a los empleados de planta que teletrabajan y no incluye a los independientes ni consultores, que de por sí trabajan desde la casa o desde la movilidad.Pero quizás el mayor impacto sea ambiental. Una app disponible en el sitio www. teletrabajo.gov.co permite calcular la huella de carbono de un trabajador que se moviliza a diario hasta la oficina. Por los desplazamientos diarios durante un año se deberían plantar 1,3 hectáreas de bosque; el consumo aproximado de combustible es de 282 galones en 12 meses; y gasta en total 35 días del año transportándose. Motivos suficientes para disfrutar el trabajo en casa.