Las redes sociales no son el único espacio digital en el que los ciudadanos muestran su malestar con los acontecimientos políticos y sociales.
Los videojuegos también se han convertido en plataformas para protestar, expresar las inconformidades sociales y también en agentes de cambio a nivel mundial.
Y hay varios ejemplos de ello. Por ejemplo, En el 2015 Naciones Unidas dio a conocer el videojuego World Rescue que está inspirado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En él, los jugadores tienen que ayudar a cinco jóvenes héroes a resolver problemas globales, como el desplazamiento, las enfermedades, la deforestación, la sequía y la contaminación a nivel mundial.
Unicef en el 2019 presentó Meena, un videojuego inspirado en una niña de nueve años bengalí que lucha contra los obstáculos que le impiden ir a la escuela o por eliminar la discriminación contra los niños en su país.
También está People Power donde el jugador podía elegir una serie de tácticas para combatir en escenarios como dictaduras. O Fight Against Opium, un juego en 2D, en la que soldados de Afganistán debían eliminar las siembras de drogas. Su objetivo era señalar los problemas existentes en algunas provincias de Afganistán, como la siembra de opio, y alentar a los agricultores a plantar azafrán en lugar de opio para mejorar la economía de ese país.
Otro ejemplo es De Fobos y Deimos, un juego de rol creado en España con el objetivo de concientizar a los jóvenes y adolescentes sobre el bullying LGTBI.
Y uno más cercano: #VzlaCrisisJam un evento de creación de videojuegos enmarcado en las protestas no violentas contra el gobierno de Nicolás Maduro, y la crisis política, económica y social de Venezuela que nació en el 2017.
En Colombia el movimiento también se ha visto. Esta semana, unos colombianos presentaron Tombo Survivor un videojuego que busca expresar el malestar social sobre el abuso de poder y la corrupción en la Policía Nacional.
El juego ha generado polémica pues algunos lo consideran como una apología a la violencia dado que su contenido se basa en que los policías (tombos) pueden golpear a los ciudadanos y por cada uno recibirán una recompensa.
En la presentación del videojuego, los creadores MargoPlay, aseguraron que este juego lo venían trabajando desde hace un tiempo y que nacía como una “protesta a todo lo que ha venido pasando durante mucho tiempo en nuestro país”.
Pero no es el único juego que ha expresado un malestar contra algunos hechos en Colombia y que busca dar un mensaje de cambio durante la entretención de los usuarios.
El primero de ellos es Un cabrón en Transmilenio. Este es un juego sencillo de acción creado por Black Mamba Studio en el que los jugadores deben abrirse paso entre los pasajeros del sistema de transporte para poder bajarse en su estación de destino antes de que las puertas se cierren y el bus continúe su camino.
Es una parodia de lo que suele pasar en el sistema masivo de la capital, a tal punto que los creadores del videojuego reemplazaron a los ciudadanos por vacas y cerdos que deben ser empujados por una cabra para salir del bus.
Este tiene más de 1.000 descargas en la tienda de Android Play Store y cuenta con una calificación de 4.5. Además, en el 2019 el videojuego ganó el Bogotá Game Challenge.
También está DisNea, un juego en el que los usuarios tienen que saltar para poder respirar dentro del transporte público.
Pero la cosa no es tan fácil. Según explican en la descripción del juego, los gases acechan en el bus y los jugadores deben esquivarlos para poder salir victoriosos.
El videojuego tiene más de 100 descargas en Play Store y cuenta con una calificación de 5.0. Fue creada por Narwhalcorn Team y nació como parte del jam de la alcaldía de Bogotá, inspirado en el tema: Transmilenio.