La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa) lideró recientemente una investigación sobre la posibilidad de encontrar civilizaciones extraterrestres e identificar exoplanetas (planetas alrededor de otras estrellas diferentes al sol) potencialmente habitables para los seres humanos.

La agencia espacial estadounidense también celebró hace pocas semanas el exitoso aterrizaje de su vehículo de exploración Perseverance en la superficie del planeta Marte, pues su misión será recolectar evidencia sobre la posible existencia de vida microbiana en ese planeta hace millones de años.

No obstante, algunos científicos están trabajando para ir más allá del sistema solar de la humanidad y buscar vida en un espacio mucho más lejano, como revela un estudio publicado el pasado jueves 4 de marzo en la revista Science en el que se anunció el descubrimiento de un nuevo exoplaneta que parece ser un candidato ideal para buscar una atmósfera similar a la de la Tierra.

El exoplaneta, denominado Gliese 486 b, se encuentra a una distancia de 26 años luz de la Tierra, con un tamaño 30 % superior y con 2,8 veces la masa de la Tierra. Además, se convirtió en el tercer exoplaneta conocido más cercano en tránsito, es decir, en una trayectoria en la que puede vérsele pasar por delante de su estrella.

“El objetivo final es encontrar biomarcadores o biofirmas en las atmósferas de los exoplanetas, que son signos de vida en planetas habitables como la Tierra”, aseguró Jose A. Caballero, astrónomo del Centro de Astrobiologia y uno de los coautores del estudio, en diálogo con la agencia AFP.

Tras un examen del ambicioso plan MRS de la agencia, el informe del Independent Review Board (IRB) concluye que la NASA está preparada para la campaña, basándose en décadas de avances científicos y avances técnicos en la exploración de Marte.

La investigación, en la que participaron investigadores de los cinco continentes, plantea que este tipo de exoplanetas son grandes planetas gaseosos o helados, pero que este tipo de estudios “aún no se han realizado en planetas del tamaño de la Tierra”, según explicó Caballero.

En los últimos 25 años se han descubierto aproximadamente 4.000 exoplanetas, por lo que los científicos insisten en avanzar en el análisis de estos descubrimientos ante la posibilidad de estudiar un exoplaneta que integre características similares a las de la Tierra.

Si Gliese 486 b “tiene una atmósfera, entonces cualquier planeta más alejado (de la estrella) con características similares tendrá una atmósfera”, complementó Jose Caballero sobre las probabilidades de encontrar un entorno similar al terrestre, aunque se resalta que la proximidad de este exoplaneta con su estrella lo hace demasiado caliente para ser habitable (al menos 430°C).

“Gliese 486 b es un descubrimiento notable, que probablemente se convertirá en la ‘piedra rosetta’ para las investigaciones atmosféricas de los exoplanetas rocosos”, concluyó Trifon Trifonov, investigador del Max Planck Institute for Astronomy y autor principal del estudio.

De acuerdo con Trifonov y Caballero, se espera que en al menos los próximos tres años se pueda determinar si este exoplaneta tiene o no una atmósfera, mientras que “en una o dos décadas” se podría detectar rastros de vida en uno de sus planetas gemelos.

¿La clave está en el gas dióxido de nitrógeno?

“Si hay una civilización extraterrestre avanzada que habita en un sistema estelar cercano, podríamos detectarla usando su propia contaminación atmosférica”, aseguraron recientemente desde la agencia espacial estadounidense a través de su sitio web.

Toda la evidencia y teoría basada en las observaciones del universo se puede juntar en un modelo estándar de cosmología que tiene solo seis parámetros. Foto. Getty Images.

El estudio liderado por la Nasa analizó por primera vez la presencia de gas dióxido de nitrógeno (NO2), un elemento que en la Tierra se produce al quemar combustibles fósiles, pero que también puede provenir de fuentes no industriales como la biología, rayos y volcanes.

El análisis de gas dióxido de nitrógeno podría indicar que en otros planetas también existen civilizaciones industrializadas. “En la Tierra, la mayor parte del dióxido de nitrógeno proviene de la actividad humana, procesos de combustión como las emisiones de vehículos y plantas de energía de combustibles fósiles”, afirmó Ravi Kopparapu, experto del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa en Greenbelt, Maryland.

“En la atmósfera inferior (alrededor de 10 a 15 kilómetros), el NO2 de las actividades humanas domina en comparación con las fuentes no humanas. Por lo tanto, la observación de NO2 en un planeta habitable podría potencialmente indicar la presencia de una civilización industrializada”, agregó Kopparapu, quien es el autor principal del artículo aceptado y publicado por The Astrophysical Journal.

*Con información de AFP