La llegada de la nave rusa Progress MS-29 a la Estación Espacial Internacional (ISS), aunque transcurrió sin incidencias, está dando de qué hablar por un olor que habría expedido al momento en que los cosmonautas Alekséi Ovchinin e Ivan Vagner abrieron la escotilla.

El hecho ocurrió el sábado luego de que la nave de carga de origen ruso, que transportaba unas tres toneladas de alimentos, combustible y suministros para los miembros de la tripulación de la Expedición 72 que estaba a bordo de la Estación Espacial, llegara a su puesto orbital. El olor era tan intenso que los astronautas no tuvieron más opción que cerrar la escotilla que la conecta con el resto de la estación espacial, e iniciar procedimientos de descontaminación, según Russian Space Web.

El módulo ruso Poisk puso en marcha las respectivas medidas de protección para que los cosmonautas rusos se pusieran sus equipos de protección y así entrar en un proceso de purificar el aire en el segmento de la Estación Espacial Internacional.

Adicionalmente, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como Nasa (por sus siglas en inglés, National Aeronautics and Space Administration), también activó los sistemas de purificación y control de contaminantes del segmento estadounidense de la Estación Espacial, aunque la agencia estadounidense no confirmó si esta percepción estaba relacionada con la Progress MS-29.

El módulo ruso Poisk puso en marcha las respectivas medidas de protección para que los cosmonautas rusos se pusieran sus equipos de protección. | Foto: 2022 Anadolu Agency

“Los purificadores de aire de la Estación Espacial y los sensores de contaminantes monitorearon la atmósfera de la estación después de que se observara esto, y el domingo los controladores de vuelo determinaron que la calidad del aire dentro de la estación espacial estaba en niveles normales. No es motivo de preocupación por la tripulación y a partir del domingo por la tarde la tripulación trabaja para abrir la escotilla entre el módulo Poisk y la nave Progress en tanto que todas las demás operaciones de la estación espacial siguen según lo planeado”, escribió la Nasa en X.

Incluso, la sección estadounidense de la Estación Espacial puso en funcionamiento su sistema de purificación de aire, mientras el módulo ruso Poisk permanecía cerrado. Además, Russian Space Web reportó que el astronauta de la Nasa, Don Pettit, mencionó que había “un olor a pintura” en un módulo estadounidense, aunque no se sabía si este tenía alguna relación con la nave rusa de carga.

Por el momento, la nave rusa Progress permanecerá acoplada a la Estación Espacial Internacional durante aproximadamente seis meses antes de su reingreso a la atmósfera terrestre. En ese momento, la nave se desintegrará al entrar en la atmósfera, incinerándose junto con la basura que la tripulación haya cargado a bordo.

Sin embargo, el módulo ruso de la estación espacial no se encuentra en su mejor estado, ya que ha presentado diversos problemas a lo largo de los años. En 2019, detectaron una filtración de aire en el vestíbulo que conecta un puerto de acople con el módulo Zvezda, lanzado por Roscosmos en 2000.

La situación con la filtración se ha agravado en los últimos años, lo que ha llevado a la Nasa a elevar el nivel de riesgo a su clasificación más alta. La tasa de aire que se pierde a través del módulo ha aumentado significativamente, pasando de una libra de aire por día a poco más de dos libras. Este aumento en la filtración ha generado un debate entre la Nasa y Rusia sobre las posibles causas del problema, sin que ambas partes logren ponerse de acuerdo sobre el origen exacto de la fuga.