Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres han hecho un descubrimiento que, aseguran, tendría los elementos suficientes para lograr cambiar la comprensión que por ahora tenemos sobre el universo.

En su estudio publicado en Science Advances, los investigadores revelan, por primera vez, que existe un rango en el que las constantes fundamentales pueden variar, permitiendo la viscosidad necesaria para que se produzcan procesos vitales dentro y entre las células vivas.

Dicho postulado sería una pieza importante en el rompecabezas para determinar de dónde provienen estas constantes y cómo impactan la vida tal como la conocemos.

Ilustración de cómo son los procesos vitales dentro y entre las células vivas. | Foto: Bing Image Creator

En 2020, ese mismo equipo descubrió que la viscosidad de los líquidos se encuentra determinada por constantes físicas fundamentales, lo cual establece un límite a la fluidez que puede tener un líquido. Ahora este resultado ha sido trasladado al ámbito de las ciencias de la vida.

Los investigadores plantean que constantes físicas fundamentales son las encargadas de darle forma a la estructura del universo en el que vivimos. De manera que las constantes físicas son cantidades con un valor que generalmente se cree que es de naturaleza universal y que permanece sin cambios con el tiempo (por ejemplo, la masa del electrón).

Gobiernan las reacciones nucleares y pueden conducir a la formación de estructuras moleculares esenciales para la vida, pero se desconoce su origen. Esta investigación podría brindar los elementos necesarios para acercar a los científicos a determinar de dónde provienen estas constantes, según lo indica un comunicado emitido por la universidad de Universidad Queen Mary.

Los cúmulos globulares son los más masivos y antiguos del universo. | Foto: Bing Image Creator

“Comprender cómo fluye el agua en una taza resulta estar estrechamente relacionado con el gran desafío de descubrir las constantes fundamentales. Los procesos vitales dentro y entre las células vivas requieren movimiento y es la viscosidad la que establece las propiedades de este movimiento. Si las constantes fundamentales cambian, La viscosidad cambiaría demasiado impactando la vida tal como la conocemos. Por ejemplo, si el agua fuera tan viscosa como el alquitrán, la vida no existiría en su forma actual o no existiría en absoluto. Esto se aplica más allá del agua, por lo que todas las formas de vida que usan el estado líquido para funcionar se verían afectadas”, precisa la publicación en mención.

“Cualquier cambio en las constantes fundamentales, incluido un aumento o una disminución, sería igualmente mala noticia para el flujo y para la vida basada en líquidos. Esperamos que la ventana sea bastante estrecha: por ejemplo, la viscosidad de nuestra sangre se volvería demasiado espesa o demasiado delgada para el cuerpo, funcionando con solo un pequeño cambio porcentual de algunas constantes fundamentales como la constante de Planck o la carga del electrón”, afirmó a su turno el profesor de Física Kostya Trachenko.

Sorprendentemente, se pensaba que las constantes fundamentales estaban sintonizadas hace miles de millones de años para así producir núcleos pesados en las estrellas y en aquel entonces la vida tal como la conocemos hoy no existía.

Ilustración creada por inteligencia artificial que muestra la evolución de la vida. | Foto: Bing Image Creator

Por ese motivo, no había necesidad de ajustar estas constantes en ese momento para permitir también la vida celular miles de millones de años después y, sin embargo, dichas constantes parecen ser bioamigables para fluir en el interior y entre las células vivas.

Una conjetura que lo acompaña es que pueden haber estado involucradas múltiples sintonías y esto sugiere una similitud con la evolución biológica donde los rasgos se adquirieron de forma independiente.

A través de mecanismos evolutivos, las constantes fundamentales pueden ser el resultado de que la naturaleza llegue a estructuras físicas sostenibles. Queda por ver cómo los principios de la evolución pueden resultar útiles para comprender el origen de las constantes fundamentales.

Con información de Europa Press*