En medio de la invasión de Rusia a Ucrania, ha crecido la curiosidad del mundo entero sobre todo lo que circula alrededor del régimen de Vladimir Putin. Su seguridad, la forma como se moviliza, la comida que consume y todo lo que está en su entorno levanta muchas suspicacias y mitos que la misma ausencia de información alimenta.
Entre las muchas incógnitas que asaltan a quienes quieren conocer más sobre lo que sucede en el Kremlin, hay una relacionada con el avión que transporta a Vladimir Putin; si bien se conoce mucho sobre el Air Force One, nave que transporta al presidente de los Estados Unidos, es muy poco lo que se sabe del avión en el que se mueve otro de los hombres más poderosos del planeta.
Pues bien, la historia dice que, intentando resolver necesidades del Gobierno soviético en los años setenta y los ochenta frente al aumento de la capacidad de pasajeros y la autonomía de vuelo, la aviación rusa optó por la fabricación el Ilyushin l-86, avión que luego evolucionó al Ilyushin l-96.
Este nuevo modelo, del que se han conocido varias versiones a lo largo de su historia, tenía una autonomía entre 9.000 y 14.000 kilómetros y una capacidad de 300 pasajeros aproximadamente.
Luego de sus vuelos de prueba y de su primer viaje oficial el 28 de febrero de 1989, pasó a ser parte de la flota de Aeroloft en Rusia y de Cubana de Aviación, en la isla latinoamericana.
Por esa misma época, ese modelo pasó a ser parte de la flota oficial del presidente ruso Boris Yeltsin y de su ministerio de defensa. El fuselaje de esta gran aeronave le permite distribuir tres filas de asientos, contar con una capacidad de carga de 58.000 kilos, volar a una velocidad crucero de 900 kilómetros por hora, y tener una envergadura de 60 metros y una longitud de 63,93 metros.
La versión diseñada para el Gobierno ruso, el IL-96-300PU/PU(M1), también es conocida por guardar algunos secretos en su interior; por ejemplo, se cree que tiene una mayor autonomía y que cuenta con equipos de comunicaciones bastante sofisticados para que Putin pueda ejercer su cargo desde el aire. Sobre su estética, esta es muy sencilla, pues es blanco y está pintado con los colores del escuadrón de vuelo especial, más la bandera rusa.
Durante toda su historia, no se lograron construir más de 30 unidades y, en la actualidad, solo se encuentran activas unas 15, de las cuales tres están al servicio de la aviación cubana y el resto está a disposición de las fuerzas rusas.
Algunas causas que llevaron a que este modelo no se terminara de producir de forma masiva están ligadas a la falta de presupuesto de Ilyushin y a un incidente en 2005 en el que una de las unidades, con Vladimir Putin a bordo, no pudo despegar del aeropuerto de Turku, Finlandia, obligándolo a ser trasladado a otro avión de la misma flota oficial para cumplir su itinerario.
Esto obligó a que el total de naves disponibles estuviera en tierra mientras se investigaba el fallo técnico que había expuesto al mandatario ruso; durante 40 días ningún avión despegó, algo que afectó la reputación de los fabricantes y que pudo haber influido en la suerte de la compañía.
Y es que uno de los mayores líderes del mundo debía contar con una nave de estas características, la cual se suma a su flota y esquema de seguridad en tierra; cuenta con agentes supremamente letales y con vehículos de alta tecnología en los que se moviliza y que también le sirven de escolta en cada uno de sus viajes.