Un sistema alternativo de lanzamiento espacial para pequeños satélites, basado en la energía cinética, ha sido probado con éxito en un prototipo de alcance suborbital.

SpinLaunch, una ‘startup’ basada en California, lanzó un pequeño cohete el pasado 22 de octubre desde las instalaciones del Spaceport America de Virgin Galactic en Nuevo México.

Esta firma de tecnología espacial tiene como objetivo poner satélites de clase de 200 kilogramos en órbita terrestre baja. A diferencia de los cohetes tradicionales basados en combustible, SpinLaunch utiliza un sistema de lanzamiento cinético eléctrico basado en tierra que ofrece un enfoque sustancialmente menos costoso y ambientalmente sostenible para el acceso al espacio.

Como primer paso, el 22 de octubre de 2021, el Acelerador Suborbital cobró vida. Compuesto por los componentes clave necesarios para el Sistema de lanzamiento orbital, el Acelerador suborbital es un trampolín crítico en el camino de SpinLaunch hacia la órbita, informó la empresa en su página web.

Según el CEO de la compañía, Jonathan Yaney, el proyectil alcanzó una altitud de “decenas de miles de pies”.

El dispositivo funciona con el mismo principio de una cauchera o de una catapulta: colocado en una cámara de vacío en un brazo giratorio que es acelerado por un pequeño cohete a velocidad hipersónica, suelta la carga útil en el momento justo, enviándola hacia arriba en su impulso acumulado.

Además la misma compañía anunció tras el éxito de su tecnología, firmar un contrato con la Nasa. “Nos complace anunciar que hemos firmado un acuerdo con la Nasa. A través de esta asociación podremos hacer pruebas con nuestro Acelerador Suborbital y así recopilar los datos necesarios para permitir posibles oportunidades de lanzamiento de cohetes comerciales en el futuro”, se lee en una publicación de la compañía en Twitter.

El turismo espacial y el sector espacial privado están actuando como un vector de innovación para mejorar la fabricación de todo lo relacionado con el espacio.

Las agencias gubernamentales, que operan con el dinero de los contribuyentes, se mueven con cautela y son profundamente reacias al fracaso, mientras las compañías como SpaceX -de Elon Musk- no se preocupan por hacer estallar prototipos hasta llegar al correcto, acelerando sus ciclos de desarrollo.

Mientras la NASA se enfoca en grandes objetivos de exploración, las compañías privadas buscan mejorar la tasa, la rentabilidad y la sostenibilidad de los lanzamientos, con naves reutilizables. En el caso de Blue Origin, con cohetes que solo emiten vapor de agua. Por ahora, los vuelos espaciales siguen siendo un esfuerzo riesgoso y costoso.

“Mientras más vayamos al espacio, nos volveremos mejores en él, y más se desarrollará la base industrial para la tecnología espacial”, dijo Mason Peck, un profesor de aeronáutica de la universidad de Cornell que trabajó en la NASA como jefe de tecnología. Puede compararse con la era de la aviación, cuando volar estaba reservado solo para algunos privilegiados.

“Iniciamos con muchos accidentes, y con muchas compañías con diferentes tipos de ideas para construir aeroplanos”, explicó George Nield, ex administrador asociado de la oficina de transporte espacial comercial de la Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA).

Con información de Europa Press y AFP