Aun cuando el ciclo de evolución tecnológica es cada vez más acelerado y disruptivo, el 99% de los ejecutivos en América Latina considera que estos avances son más confiables que las tendencias políticas, económicas y sociales, en relación con cómo definir la estrategia a largo plazo de su organización, de acuerdo con la más reciente versión del estudio Technology Vision 2022 de la consultora global Accenture.

5G, blockchain, inteligencia artificial, gemelos digitales, objetos inteligentes (incluyendo vehículos y fábricas), finanzas descentralizadas y edge computing, hacen parte del listado cada vez más robusto que soporta el mañana.

Justamente, el metaverso y sus posibilidades son resultado de la mezcla entre estos campos tecnológicos; pero más allá de las visiones de ‘ciencia ficción’ que se han publicitado, el cruce entre estas soluciones derivará en una revolución aún mayor, la del siguiente nivel de Internet.

“Consideramos al metaverso como una evolución de Internet que permite al usuario moverse más allá de la navegación por páginas web hacia una experiencia compartida que abarca todo el espectro, desde el mundo real al mundo virtual y todo lo que queda en medio. Si bien Web3 es un término en constante evolución, lo usamos en referencia a las nuevas iniciativas que están aprovechando tecnologías como blockchain y tokenización para construir una Internet con una arquitectura de datos distribuida”, señala Edgar Giraldo, líder de la práctica de tecnología de Accenture Colombia.

La web 1.0 fue la del primer Internet que conocimos; la 2.0 es la actual de plataformas sociales y la delgada línea entre consumidores y productores de contenido digital; la 3.0 es la semántica, con predicción y descentralización, en la cual los datos vuelven a pertenecer al usuario y los principios de origen, veracidad y valor rigen las transacciones.

En la web 3 radica el potencial de evolución de los negocios, especialmente porque, más allá de las velocidades superiores o las capacidades de interacción que se proponen, las aplicaciones descentralizadas (DApps) que se desarrollan sobre ésta, rompen con las prácticas habituales hasta ahora para los negocios en digital, en los que, comúnmente, las plataformas se convierten en propietarias de las imágenes, contenidos e interacciones entre los usuarios, haciendo de éstas su moneda de cambio.

Existe una gran variedad de DApps con diferentes casos de uso, que van desde los videojuegos a plataformas de redes sociales, billeteras de criptomonedas o aplicaciones DeFi (Finanzas Descentralizadas), pero más allá de las consideraciones técnicas, será fundamental para las organizaciones que proyecten ganarse un espacio en la web 3.0, pensar en cómo generar valor de manera más efectiva para nuevos mercados potenciales.

Así, mientras el metaverso será un entorno de interacción, la web 3.0 traerá consigo las posibilidades de transacción. La web 3 da forma a esta evolución a partir de la introducción de una infraestructura de datos que confiere veracidad, fiabilidad y hasta escasez, asuntos sobre los cuales existen convenciones en el mundo físico pero que se han omitido al diseñar el mundo virtual hasta ahora.

Entonces, si cambiarán los entornos y también las reglas de los mercados, ¿Qué hará que una organización tenga un espacio en el futuro digitalizado y mediado por nuevos parámetros?

En respuesta, Juliana Carmona, miembro de la comunidad FinTech Women Colombia, señala que “las organizaciones con proyección de futuro necesitan considerar el papel de la tecnología como un medio y no un fin para el desarrollo de sus soluciones de cara a los mercados; pero aún más importante será el enfoque hacia el usuario desde el cual aborden sus iniciativas, con atención especial en la personalización y brindar cobertura a clientes no tradicionales”.

Como sucedió en los primeros 2000, las empresas mejor preparadas a nivel tecnológico serán las pioneras en esos mercados futuros, y, como señala Accenture, la buena noticia es que, en esta ocasión, las organizaciones tienen el tiempo para prepararse y todavía pueden tomar la delantera, siempre y cuando tomen la decisión de concretar sus inversiones tecnológicas con rapidez. Solo una estrategia para lo digital bien engrasada y madura permitirá a las empresas latinoamericanas participar y construir los nuevos mundos y entornos comerciales en los que pronto deberán competir.

Por ahora el panorama está dividido para los ejecutivos de América Latina, mientras un 34% cree que el metaverso y las tecnologías asociadas tendrán un impacto mínimo en sus organizaciones, el 37% considera que serán revolucionarias o transformacionales. Estará en cabeza de cada líder definir la manera en que espera proyectar el futuro de su organización.