Computadores, teléfonos móviles, tabletas, neveras, lavadoras, bombillos, entre otros equipos, hacen parte de los dispositivos inteligentes que requieren de una conexión a internet en el hogar que sea estable y veloz para poder operar adecuadamente.
Actualmente, en los hogares se suelen conectar computadores, teléfonos e incluso electrodomésticos a internet con un ‘router’, dispositivo que gestiona el tráfico de Internet y facilita la comunicación entre los distintos equipos conectados a una red.
Este aparato, sin embargo, presenta limitaciones en la conexión inalámbrica, principalmente en la cobertura y la velocidad. Esto se debe a que el ‘router’ suele colocarse en un sitio donde no moleste y pase desapercibido, como un rincón o detrás de algún elemento decorativo.
Para mejorar el alcance, conviene colocar el ‘router’ en un lugar del hogar en el que esté más centrado y a ser posible elevado, con menos obstáculos a su alrededor que limiten la señal. Otra opción es colocar repetidores WiFi, que aumentan el área de cobertura, o, en las casas más grandes, adaptadores Powerline, que usan el circuito eléctrico de la casa como si fuera un extenso cable de datos.
Señal más fuerte en la red doméstica
Sin embargo, para conseguir una conexión a Internet estable en el hogar, se puede recurrir al WiFi Mesh o de malla, un tipo de red doméstica modular de última generación que conecta varios puntos de acceso dentro de una red muy compacta, lo que permite tanto una excelente cobertura como una correcta transmisión de datos, como explican desde Devolo.
WiFi Mesh habilita una conexión fluida, ya que los puntos de acceso individuales garantizan que los dispositivos finales (el ordenador, la tableta, el teléfono, etc.) estén siempre conectados al que tenga mayor cobertura. Algo que resulta beneficioso, por ejemplo, si el usuario se mueve por su hogar mientras realiza una llamada.
Para garantizar un mejor rendimiento del WiFi, este tipo de red cambia de manera automática entre las bandas de frecuencia de 2,4 GHz y 5 GHz, según la que sea más adecuada para las conexiones de datos, y garantiza una velocidad óptima al proporcionar más tiempo de conexión a los dispositivos más rápidos, lo que evita que los que son más lentos y las aplicaciones menos importantes ralenticen la transmisión de datos.
Configuración adaptable a necesidades cambiantes
La configuración de una red WiFi Mesh es sencilla, ya que utiliza el ‘router’ y unos adaptadores que, al vincularse, hacen que los puntos de acceso se sincronizan para que todos ellos sean compatibles con el mismo nombre y contraseña de WiFi.
Existen soluciones que permiten crear una de malla enteramente inalámbrica, aunque también se puede recurrir a una estructura Powerline, que se apoya en la red eléctrica para ofrecer una conexión estable sin que la señal se vea afectada por obstáculos como techos, paredes e incluso sistemas de calefacción por suelo radiante.
Además, al tratarse de un sistema modular, los usuarios pueden utilizar más adaptadores para incrementar la cobertura en caso de necesidad. Con una configuración basada en Powerline solo se requiere un enchufe libre para que el resto del hogar tenga disponible la misma calidad de conexión.
*Con información de Europa Press.