*Volvemos a publicar esta entrevista, realizada poco antes del estreno de la serie que se llevó 11 Emmy, incluyendo Mejor Miniserie, Mejor Guion en Miniserie, Película o Especial Dramático y Mejor Actriz en Miniserie. Está disponible en HBO GO, y en maratón este fin de semana en HBO Signature.

El cerebro detrás de Lost y The Leftovers se le midió a darle un giro actual a la venerada novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons. Sin la venia de Moore, que la desechó desde el primer momento, como lo ha hecho con muchas otras adaptaciones de su trabajo a la pantalla (‘V for Vendetta’, ‘Watchmen’, ‘The League of Extraordinary Gentlemen’), Lindelof saca la historia de las grandes ciudades y la enmarca inesperadamente en Tulsa, Oklahoma. La razón, sin embargo, es poderosa y la explica con creces en esta entrevista.

¿Cómo describe su producción?

Siempre pienso las cosas en términos de historias y creo que con buenas historias la gente recuerda cuál fue su reacción emocional antes que la trama. Entonces, dirán: "Me sorprendió". De este lado, cuando hacemos un gran trabajo creamos una relación simbiótica entre la audiencia y los personajes. La idea es que los espectadores experimenten junto con los personajes. Cuando las personas comienzan a percibir al programa de televisión como real, ahí disparas con toda la artillería.

Entonces, lo describiría como algo que quiero que la audiencia viva como una experiencia, pero no estoy dispuesto a hacer algún tipo de poema de tono artístico. Después de todo, estamos contando una historia, queremos que tenga sentido, pero debería sentirse como algo cuando todo está dicho y hecho.

Ubica la narración en la ciudad de Tulsa, en la que recreó la masacre de Tulsa de 1921, un hecho muy poco conocido...¿Las historias originales se desarrollaron en Tulsa o fue algo que agregó?

Yo soy estadounidense y lo descubrí hace cuatro años. Sobre las historias originales, del Watchmen original, no, tenían lugar en Nueva York.

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Regina King, la protagonista y ganadora del Óscar a Mejor actriz de reparto este año por If Beale Street Could Talk, comentó y compartió una nota de The Washington Post sobre la muy poco mencionada masacre de Tulsa en 1921:

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Entonces, ¿la masacre lo inspiró a contar la serie en esa ciudad?

Le di vueltas a varias ideas en mi cabeza. La primera fue ¿cómo es que todas las historias de superhéroes y estas historias de género se ambientan en Nueva York, en una metrópoli o en Gotham City? ¿Qué pasa si hay un crimen en Wisconsin o en Oklahoma?

Quizás no haya tantos crímenes en Wisconsin...

Hay crímenes en Wisconsin. Hay cosas peligrosas pasando fuera de Nueva York en todo el país. Entonces ese fue mi primer instinto. ¿Quiénes son los superhéroes en los mercados fuera de marca que no se han mudado a Nueva York?

También debo mencionar un ensayo que Ta-Nehisi Coates publicó en The Atlantic titulado The Case For Reparations (El caso de las reparaciones). Este me cambió completamente la manera de pensar y me educó. Me mostró que realmente no sabía ni entendía en su contexto completo cosas que pensé que conocía de la historia de los Estados Unidos. En ese ensayo, Coates menciona Black Wall Street y la masacre de Tulsa de 1921. En ese momento, no tenía idea de qué había sucedido.

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Entonces, busqué en Google sobre la masacre de Tulsa y aparecieron muchos libros que hablaban sobre el "disturbio racial" de Tulsa. Y pensé: “Esperen un minuto, esto no sonó como un disturbio racial. ¿Por qué lo llaman así?”.

Así comencé a investigar para comprender qué había sucedió en Tulsa. Fue en 1921, hace casi un siglo, y me topé con la idea de una sociedad afroamericana próspera y altamente educada aquí en los Estados Unidos, en Oklahoma, que poseía sus propios negocios y prosperaba. Había veteranos de la Primera Guerra Mundial, y esa utopía existió en 1921 en la era de Jim Crow en los Estados Unidos. Así, en esa masacre, literalmente, una generación fue eliminada de la emancipación en 24 horas. El gobierno federal voló biplanos y lanzó bombas sobre esta ciudad y aún se desconoce el verdadero número de muertes.

Mientras más aprendía, más me avergonzaba de nunca antes haber escuchado sobre esto. Y me preguntaba por qué no se había contado esta historia y si, con todo mi poder e influencia como narrador, podía contar la historia siendo un hombre blanco.

En medio de esos cuestionamientos, me preguntaron: “Oye, ¿quieres hacer Watchmen?”. Pensé entonces que podía ser una manera de contar esta historia en el marco de una obra de entretenimiento de la cultura pop. Claro, de una que hace preguntas difíciles sobre una idea provocativa, política y cultural sobre lo que es ser estadounidense ¿Puede Watchmen básicamente mantener una conversación sobre raza?

Damon Lindelof y la ganadora del premio Óscar a Mejor actriz de reparto 2019, Regina King, en el set de Watchmen. Foto: HBO

Consultó el material original y encontró paralelos entre las preocupaciones de la década de 1908 y la Guerra Fría. La principal preocupación ahora son las cuestiones de raza y tensión racial, y vale preguntarse de qué año estamos hablando... ¿Escribió todo esto antes de Charlottesville (marcha pro ‘Supremacía blanca’ en 2017)?

Fue más o menos en la época de Charlottesville, porque cuando Nicole Kassell leyó el guion, Charlottesville ya había sucedido. No habíamos escrito el piloto antes de Charlottesville, pero creo que la idea de Watchmen lidiando con la raza lo precedió.

Y sentía, y sigo sintiendo ahora, cuando veo las noticias, que la historia trata sobre la raza. Ya sea directa o indirectamente. Y sé que incluso, en medio de una investigación de destitución masiva, la historia del policía blanco que le disparó al hombre negro en su propio departamento es una historia principal, y la dinámica racial está crujiendo por todos lados, como debería.

Las tensiones que se viven ahora en su país no son nuevas y parecen legitimadas, pero, ¿cree que hay un nuevo tipo de tensión racial que ha nacido en los últimos cuatro o cinco años?

Me siento muy poco calificado para contestar esa pregunta, como hombre blanco, porque la parábola para mí no ha cambiado en el transcurso de los últimos 400 años, pero mi conciencia al respecto sí ha aumentado.

Una pregunta válida es si como sociedad preferimos que las cosas estén bajo la alfombra o preferimos que se sepan, para que puedan abordarse, pero también puedan generar más violencia...

Bueno, eso es volver a la idea de la serie en general, que es: ¿qué escondes, qué revelas, qué ves? Y creo que una de las ideas más amenazantes para nosotros, una de las cosas con las que luchamos culturalmente es ¿pueden ambas cosas coexistir?

Si ves al Jefe Crawford, por ejemplo (obviamente sin ‘espoilear’ nada), tienes a ese hombre heroico que cuenta entre sus mejores amigos a una mujer afroamericana y a su familia. Él es totalmente encantador, pero también es otra cosa y te preguntas: ¿pretendía ser una cosa, pero en realidad es la otra? ¿O en realidad solo está cambiando de código? ¿Se está moviendo entre ambos mundos? Las máscaras físicas que usamos preocupan menos que las máscaras que usamos en términos de la forma como nos comportamos.

Jeremy Irons, otro de los actores de peso de este reparto junto con Don Johnson, Tim Blake Nelson, y Jean Smart. Foto: HBO

Se refiere a las máscaras psicológicas...

Si somos personas distintas según la avenida que caminamos, ¿en quién podemos confiar? Creo que no es una suposición irracional suponer que varias personas mirarán Watchmen y no confiarán en la serie ni en mí y dirán: “¿Quién se cree para contar esta historia? ¿Está tratando de avergonzarme? ¿Por qué está usando Watchmen para contar una historia como esta? Eso no está permitido”. Y quiero describirlo como es, miedo y confusión, es la cultura en la que estamos.

No puedo hablar de lo que sucede en la mente de todas esas personas que explotan y actúan violentamente pero, en gran parte, aparte de las enfermedades mentales, trato de ver la ira a través de un prisma. Un muy buen terapeuta una vez me dijo que la ira no es una emoción real, es miedo o tristeza disfrazada.

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Entonces, si piensas en cualquier tiempo en tu vida en el que estabas enojado, era porque estabas muy aterrado o muy triste. Ahora, la ira es real. No es una falsa emoción. Pero su verdadera raíz es, tal vez, un cierto grado de soledad, soledad existencial, tristeza o dolor.

Siento que no importa cuánta hostilidad salga de quienes tuitean una tormenta de odio sobre cualquier cosa, puedo verlos por lo que realmente son, es decir, tienen miedo de que el mundo se haya movido más allá de ellos, o están solos porque no pueden encontrar su lugar en el mundo, o están tristes porque no pueden conectarse o han perdido a alguien cercano a ellos. Tal vez sea una evaluación generosa, pero creo que estamos todos juntos. Solo es una cuestión de grado.

Su serie definitivamente pregunta dónde está la línea entre el héroe y el vigilante. Es todo una cuestión de perspectiva...

Es una de las cosas que aprendí -y nuevamente, la cultura afroamericana no es monolítica-, pero hay guionistas negros en Watchmen cuya posición oficial era que la policía ya había legitimado a los vigilantes.

También teníamos a una policía afroamericana en el equipo. Ella fue policía de Chicago durante siete años y su madre también es una policía de Chicago, por lo tanto es una familia matriarcal de policías de Chicago. Algunas veces ella defendía a la policía y en otras decía que eso era una ******, y era la única persona en la sala que realmente podía hablar sobre la experiencia de ser una oficial de policía.

Tengo sentimientos fuertes y encontrados sobre qué es correcto y qué está mal, pero sí estoy de acuerdo con alguien que quiere ser policía, en que es un trabajo muy peligroso y las decisiones que tomas afectan a las personas. Si tomo una mala decisión y escribo un episodio de televisión de mierda, la gente se enoja conmigo, eso es todo. Si eres policía y tomas una mala decisión, alguien termina muerto. Por lo tanto, hay una enorme responsabilidad y ese tipo de responsabilidad, presión y ansiedad, afecta mucho a las personas. Creo que muchas personas que se convierten en oficiales de policía son bien intencionadas, pero también creo que hay muchas que se hastían o se vuelven cínicas a medida que avanza el proceso.

Esa es la razón porque comenzamos la historia con un niño en 1921 mirando a una gran versión proyectada de un sujeto con una placa y ve una cara que se parece a la suya y dice: “Confía en la ley. No habrá justicia de la mafia hoy. Confía en la ley”. Ahí es donde está comenzando, ese pequeño niño, y para el noveno capítulo termina en un lugar muy distinto.