La semana pasada se conocía la “novedosa” propuesta de un zoológico en China que enjaulaba a los humanos en vez de a los animales. Sin embargo, lo que en principio parecía una forma de disminuir el sufrimiento de los animales en cautiverio, en el fondo consistía en el mismo principio en el que los animales son enseñados a vivir en cautiverio y a reprimir parte de su instinto para servir como entretenimiento a los visitantes.Pero así como hay algunos zoológicos que son criticados por los pésimos tratos y condiciones en las que son mantenidos los animales. También, existen iniciativas como el Bioparc de Valencia, un zoológico que se presenta como un zoológico de nueva generación.El Bioparc que tiene un área de (100.000 metros cuadrados) y se basa en el concepto de ‘zoo-inmersión’, que consiste en que los animales no están enjaulados y estos pueden andar libremente por las instalaciones. Lo novedoso del espacio es que utiliza ríos, estanques, arroyos y rocas para separar a los visitantes de los animales; barreras imperceptibles y que se existen en la mayoría de espacios naturales. 

Otro aspecto interesante del espacio es que los animales cohabitan con las demás especies. Mientras animales grandes como gorilas y cebras conviven pacíficamente en el mismo espacio, animales de menor tamaño como los lémures tienen permitido el contacto directo con los humanos, pero solo si los primeros son quienes hacen el primer contacto. 

El espacio crea una ilusión de cercanía al “peligro” que atrae a los visitantes y que para los animales no representa más que un día normal en medio de un ambiente especialmente creado para ellos. El zoológico además está comprometido con la conservación de los animales y tiene varios programas de educación ambiental que complementan la idea inicial de conservar en las mejores condiciones a los animales, que más allá de ser una entretención están para recordarnos que el planeta no es una propiedad exclusiva de los seres humanos.