El proceso de contención de la pandemia global ha generado, inexorablemente, una ruptura económica sin precedentes históricos. El descenso absoluto del consumo presencial y la alta incertidumbre frente al panorama inmediato ha puesto a la economía colombiana en una incómoda situación que, como todo, nos golpea con particularidades. Este es sin duda el caso de las pymes; el eje central de nuestra economía que hoy por hoy se encuentra en una encrucijada que no solo amenaza los logros en cuanto a formalización sino, además, en cuanto a empleabilidad.
Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), las micro, pequeñas y medianas empresas en Colombia representan el 80 % del empleo del país y el 90 % del sector productivo nacional; aglomeradas en aproximadamente tres millones de empresas formales que, según ACOPI, llegan a representar el 50% del PIB. En este sentido, las PYMES son las principales generadoras de empleo y quienes democratizan los ingresos mientras llegan a las bases sociales para ofrecer soluciones de bienes y servicios.
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De esta manera, las PYMES no solo juegan un papel económico sino también un papel social. Ellas hacen un esfuerzo sobresaliente para desarrollarse dentro del marco de la legalidad incluso en momentos críticos como el que vivimos. Es por todo esto que es momento de afirmar, de manera enfática, que las PYMES no están solas. Tanto desde el sector público como desde el privado se debe enviar un mensaje alentador para que nuestro motor económico, la piedra angular de la productividad comunitaria, no se vea socavada ante esta coyuntura.
Así, vale la pena mencionar que desde el ecosistema de las tecnologías financieras consideramos que una de las estrategias más importantes en la recuperación de las pymes y la mitigación de la crisis es el fomento del consumo vía digital que permite romper las limitaciones a la interacción presencial. Es por ello que es una buena noticia encontrar novedades como los incentivos tributarios incluidos dentro de la aplicación del nuevo régimen simple o la llegada a Colombia de tarjetas débito con posibilidad para realizar transacciones online, gracias a que ahora incluyen características que antiguamente solo incluían las tarjetas de crédito como estandarización en el código de seguridad, fecha de vencimiento y número de la tarjeta.
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Por estas razones y muchas otras, desde el sector privado hemos venido haciendo un esfuerzo mancomunado y sostenido para que la adaptación hacia los canales electrónicos sea cada vez más sencilla, más económica y universal. Las pymes en Colombia cuentan, ahora, con un número importante de alternativas digitales para sus transacciones como las billeteras virtuales, las aplicaciones de microcréditos o los botones de pago online. Todo ello tiene un efecto multiplicador sobre el bienestar social debido a que democratiza los mercados al reducir los obstáculos relacionadas con la distancia, la falta de acceso a productos específicos e incluso el idioma.
La necesidad imperativa de lograr transacciones comerciales en las PYMES ha detonado la aceptación de pagos electrónicos por diferentes vías pero se hace imperante acelerar este proceso para convertirlo en uno de los grandes pilares de la recuperación económica. Todavía existe un amplio camino por recorrer pero estamos seguros que bajo la filosofía de “haciendo el bien haciendo las cosas bien” podemos decirles a las PYMES que, en este duro camino, estarán acompañadas.
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Por: Federico Martínez, Colombia Country Manager Mastercard Colombia.