Ya sea que usted se vea bajo el mando de aquel que se sentaba siempre a su lado y con quien normalmente iba a almorzar, o que usted tenga una nueva oficina y su amigo es ahora su subordinado, siempre existen dos panoramas: el positivo y el negativo. Acá los analizamos.Lo primero que usted debe saber es que las relaciones sociales y las maneras de convivir y compartir en la oficina, deben cambiar. Por eso es necesario asumir límites profesionales, que aunque no cambian la amistad, es vital para el buen funcionamiento de la empresa.Cuando mi amigo se convierte en mi jefeNo hay manera de que a usted no le importe y seguramente será un golpe duro de entender. Ambos están bien calificados, entraron casi en la misma época y ahora usted quedó como subordinado. Actitud positivaUsted lo primero que hace es felicitar a su compañero, de manera verdadera y no irónica se alegra por él/ella y sus logros. Luego usted le comunica que está dispuesto a colaborarle en todo lo que necesite para que se adapte de forma rápida y cómoda a su nuevo puesto. También usted se asegura de entender las razones de por qué usted fue el que no recibió ese puesto. De manera respetuosa revisa lo que le hizo falta y pide la retroalimentación pertinente para mejorar.Actitud negativaUsted no se alegra y no piensa en brindarle una mano a su amigo. Crea un mal ambiente y es poco colaborador, realiza los mínimos esfuerzos y hasta puede llegar a parar de saludar a su nuevo jefe. Además usted empieza a buscar trabajo en otras empresas porque no piensa aguantarse a su amigo como jefe.Cuando me convierto en el jefe de mi amigoUsted asume nuevas responsabilidades y nuevos retos. Ya no puede reírse más a las espaldas de la gente o no hacer que su presencia no se note. Usted es ahora un jefe y tiene que hacerse respetar.Actitud positivaSeguramente lo eligieron a usted porque hubo un buen proceso de selección y se espera que rápidamente se gane el respeto de todos y sepa mantener una buena línea entre el aspecto personal y el laboral. Su personalidad no cambia, usted es la misma persona sencilla y humilde de siempre, asumiendo las nuevas responsabilidades que tiene. No debe abandonar esa amistad que tienen y simplemente intentar que pase a un nivel más cordial pero por fuera de la oficina se puede mantener igual. Algo muy bueno es que usted, al haber sido un subordinado, entiende cómo se sienten los demás y qué necesidades pueden tener. Conoce sus cualidades y puede potencializarlas en el esquema de trabajo. El éxito además es de todos.Actitud negativaUsted se agranda y quizás no le importe botar por la ventana esa amistad. Se aprovecha del abuso del poder y empieza a cambiar y poner tareas que antes sus subordinados no debían asumir. Ese abuso de la autoridad lleva a que rápidamente exista un resentimiento por parte de su amistad y las consecuencias pueden ser definitivas. Usted ahora no deja de hablar de su nuevo salario, su nueva oficina y sus nuevos beneficios. La clave está en el balanceComo muchas cosas en la vida, la llave mágica para conservar esa buena relación con su amigo está en saber balancear la rutina diaria de la oficina, junto con una buena jornada de descanso y relajación. Pero siempre incluyendo a su amistad. Eso sí, no empiece a darle preferencias por que rápidamente los otros subordinados se van a dar cuenta y su puesto puede inclusive llegar a estar en peligro.