Colombia ha logrado posicionarse como uno de los países más importantes a nivel internacional en el sector de turismo, esto gracias a sus grandes atractivos, su diversidad de climas, geografía -que va desde las cumbres de los Andes hasta sus exuberantes selvas y playas perfectas de arena blanca-, su variedad de alimentos, paisajes y amplia conectividad internacional con puertos sobre el Atlántico y el Pacífico.
Cada uno de estos aspectos hacen del país un escenario único para explorar y sumergirse en aventuras memorables, ofreciendo en varios destinos espacios llenos de naturaleza y encanto, con costumbres, tradiciones e historias que despiertan el interés de los viajeros, lo que lo ha llevado a estar en el radar de miles de aventureros de diferentes partes del mundo.
Adicionalmente, la calidez y hospitalidad de su gente es un factor fundamental a la hora de programar y materializar un viaje, haciendo de cualquier travesía una experiencia inolvidable, así lo comprobó una investigación realizada por la plataforma de clases de inglés Preply, destacando tres ciudades del país en el ‘top 15′ de las ciudades más amigables de América Latina.
Según la investigación, las ciudades colombianas se destacan por el buen trato que reciben los turistas, la genuina calidez del servicio y amabilidad de su gente. De esta manera, el ranking internacional ofrece una perspectiva sobre qué tan acogedoras pueden ser las ciudades para los turistas y cómo se comparan con otras metrópolis.
Entre los factores que se tuvieron en cuenta para la investigación están: índice de delincuencia (sobre 100), índice de seguridad (sobre 100), aceptación de visitantes (sobre 200), dominio del idioma inglés, tolerancia del colectivo LGBTQ+ (sobre 100), gentileza con los extranjeros (sobre 5) y tasa de retorno de visitantes.
Teniendo en cuenta esto, las ciudades del territorio nacional que están incluidas en el listado son: Cartagena, en el puesto número 10, Bogotá (11) y Medellín (14).
Sobre La Heroica resalta su índice de 47,41 sobre 100, mientras que en el ítem correspondiente a la aceptación de los visitantes tiene 101, sobre 200 puntos. Respecto a la amabilidad con los extranjeros, la ciudad amurallada tiene una calificación maravillosa de 5 sobre 5, además de tener una tasa de retorno del 9 %, lo que significa una capacidad de atraer y mantener a los turistas.
Por otro lado, el estudio indica que en lo referente a la capital de Colombia, Bogotá, a pesar de tener un índice de seguridad bajo de 33,49 sobre 100, la ciudad se equilibra con su alta aceptación de visitantes y gran cordialidad con los extranjeros, ambas con puntuaciones de 101 y 5, respectivamente. Su tasa de retorno de visitantes del 15 % evidencia que es una ciudad que deja una impresión que cautiva a quienes la visitan.
Por último, Medellín apareció en ranking con un índice de seguridad de 46,43 sobre 100 y una aceptación de visitantes de 101, sobre 200. La capital de Antioquia se caracteriza por su hospitalidad, pero se diferencia por su menor puntaje en amabilidad con los extranjeros (3 sobre 5), lo que sugiere áreas de mejora en la experiencia de los visitantes internacionales.
En la lista también está la vibrante capital de Cuba, La Habana, que se destaca como la ciudad más amigable de América Latina, con un índice de delincuencia de 32,09 sobre 100, ofreciendo un entorno seguro y acogedor para los visitantes. Le sigue Buenos Aires (Argentina), con la tasa de retorno de visitantes más alta entre todas las ciudades, alcanzando un 19 %.
Entre tanto, Cali y Santa Marta se encuentran entre las 10 ciudades menos amigables de Colombia, donde se resalta un alto índice en la delincuencia en el caso de Cali, con 71,71 y en el caso de Santa Marta, con un puntaje de 55,55 y en amabilidad con los extranjeros de 3 sobre 5.
La ciudad menos amigable de América Latina, de acuerdo con la investigación, es Punta Cana (República Dominicana), con el índice de aceptación del colectivo LGBTQ+ y la tasa de retorno de visitantes más bajos de todas las ciudades, 40 de 100 y 4 %, respectivamente. Sin embargo, es importante aclarar que la percepción de la amabilidad puede variar según experiencias individuales y puede ser distinta entre países, debido a las diferencias de costumbres y normas sociales.